Capítulo 20 -El jefe está aquí-

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—¡Oh, el jefe está aquí!— grita Azael de manera furiosa

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—¡Oh, el jefe está aquí!— grita Azael de manera furiosa.

Los Hellhound le gruñen a Artsengel aunque aún no se atreven a acercarse. Doy vuelta la cabeza lentamente para encontrarme con el ángel, quien se mantiene en el aire gracias a sus alas.

Sus ojos encuentran los míos y no puedo describir la sensación de felicidad que me genera el verlos. No hay mueca que adorne su rostro y aunque su expresión parece relajarse al hacer contacto visual conmigo, luce completamente serio y atemorizante. Su mirada descansa sobre la mía unos pocos segundos antes de ser interrumpidos por Azael.

—Sí que eres valiente para presentarte en este lugar— gruñe el demonio—. Aunque ahora— me mira a mí y luego a Artsen—. Ahora tal vez tu instinto suicida llegue a tener algo de sentido— una cínica sonrisa comienza a adornar su rostro.

El ángel baja lentamente hasta llegar al suelo y luego se acerca poco a poco hasta estar casi tocando su frente contra la de Azael, quien a comparación, es considerablemente más pequeño.

—Dile a tus mascotas que se vayan— espeta Artsen, de manera demandante e intimidante.

Azael traga saliva. Pareciera que aún en el infierno, es Artsen quien lleva ventaja.

—Verás, jefe— pronuncia el demonio—. Tú podrás matarme, es cierto. Pero si yo no me encargo de que esta niña se quede aquí, sufriré algo peor que la muerte.

—Estás subestimando mis capacidades, Azael— contesta Artsen, tensando la mandíbula.

—Oh, claro que no, claro que no— dice de manera nerviosa, alejándose del ángel—. De hecho... No estaré aquí para subestimarlas. Veremos de qué tanto eres capaz, gran ángel.

En medio de una malévola sonrisa, uno de sus dedos se chasquea en el aire y todo su ser, se desvanece de inmediato.

Al instante, los gruñidos de los Hellhound se tornan de lo más violentos, pues ahora no tienen a quien les pida que se queden quietos. Ahora están dispuestos a atacar.

—¡Carajo!— espeta Artsengel a regañadientes, acercándose a nosotros.

Thomas ayuda a que Sol y yo nos levantemos utilizando las pocas fuerzas que nos quedan y nos posiciona justo detrás.

—¡Evan reabrirá el portal pronto, estén atentos, yo me encargaré de ellos!— grita Artsen por sobre los gruñidos.

Thomas asiente y yo intento acercarme para decirle algo, pero tan rápido como grita, uno de los Hellhound se abalanza sobre él de manera violenta. Artsen reacciona rápidamente proporcionándole una fuerte golpiza justo en el hocico, enviándolo con brusquedad, lejos de nosotros.

Ahora los perros del infierno parecen centrar toda su atención en el ángel y comienzan a rodearlo para atacarlo. Thomas nos lleva a Sol y a mí lentamente hacia atrás, lejos de él.

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora