Me encuentro sumergida en una densa oscuridad. Toda esperanza amenaza con abandonar mi cuerpo. Soy capaz de sentir cómo todo mi interior arde, la fuerza que llevo dentro es inimaginablemente fuerte; es destructiva.
Escucho voces a lo lejos, pero no...
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—¡Sostenla bien!— exige Melissa angustiada acercándose a mí. Su piel luce muy dañada.
—Es que mis brazos arden demasiado—contesta Axel, algo apenado.
—Lo sé, lo siento— dice, ofreciéndole una sonrisa triste.
—Sus ojos...— Susurra Axel. Ambos me observan consternados.
—¿Qué sucede?— logro decir con gran dolor en el pecho.
—Uno de ellos es completamente claro, casi celestial. Y el otro...
—Es profunda y atemorizantemente rojo, locura— completa mi amigo, quien luce confundido.
Su mirada me recuerda a la de Thomas, cuando en el infierno, luego de liberar completamente mi poder por primera vez, mencionó algo sobre mis ojos.
—¿Acaso?...— Axel se acerca para observarme mejor.
—Están volviendo a ser cafés— Añade Melissa, levantando las cejas en modo de sorpresa.
Mis extremidades aún duelen enormemente, sin embargo, podría jurar que me siento con más fuerza que antes. Me incorporo con la ayuda de mi amigo, tosiendo varias veces ante lo dañada que me encuentro.
—Debemos encontrar a Artsen— digo entre tosidos.
—Evan está en eso. Le he pedido tan pronto como recuperó la consciencia, que genere un hechizo que marque el camino energético de los demonios que estuvieron aquí. Eso debería llevarnos a ellos— Dice Mel, sosteniendo uno de sus brazos que aparenta tener una gran quemadura.
—¿Qué fue eso? ¿Por qué Artsen nos ha dañado?— Le pregunta Axel.
—Jamás tuvo la intención de dañarnos. Ha puesto su propia existencia en juego sólo por salvar nuestras vidas.
—¿"Poner su existencia en juego"?— pregunto, sosteniendo mi adolorida cabeza.
—Lo que presenciamos fue literalmente aquello que él es; luz, energía. Se dejó escapar por cada poro de su piel terrenal— por más de que la situación haya sucedido, la preocupación adorna su voz—. Sin tu poder oscuro protegiéndonos y contrarrestando parte de esa luz que estaba desprendiendo, no sólo habríamos muerto; sino que él mismo hubiese estallado, consumido por su propio poder.
Un nudo se forma en mi garganta; Artsen puso su existencia en juego para salvar nuestras vidas. Aún mis piernas duelen, pero me levanto intentando no marearme demasiado.
—Estás muy débil— susurra Axel, ayudando a mantenerme en pie.
—Nada que no tenga solución— contesto observándolo a los ojos. Toda su cara se encuentra herida debido a las quemaduras producidas por la energía angelical de Artsen. Una mueca de tristeza se implanta en mi rostro al verlo de esa manera.
Inmediatamente observo a Melissa, quien se encuentra de igual manera, aunque sorpresivamente un poco mejor que hace unos minutos.
—No te preocupes por nosotros, estaremos bien. La energía angelical que dañó nuestros cuerpos también los reparará. No olvides que fueron creados para cuidar de nosotros. Créeme que estaremos como nuevos en un par de horas.
