Capítulo 23 -Segunda parte-

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4 de Diciembre de 2018.

Tendría que haberme dado cuenta antes... es verdad que mi comunicación con Rafael ha ido en declive desde que me enteré que Elle es su hija, pero aún así, él nunca había omitido el informarme acerca del estado del pueblo o de Clara por tanto tiempo.

He sido tan estúpido como para notar apenas hace unos días, que han pasado al menos casi dos semanas desde mi último contacto con él. Entre mis idas al cielo para aparentar que todo se encuentra en orden, el asegurarme de que Clara esté a salvo, y el procurar que el pueblo se encuentre despejado, he pasado por alto demasiadas cosas de las que debería haberme dado cuenta antes.

Aunque de todas las distracciones que he podido tener, hay una que me ha hecho sentir que me he vuelto ciego; el querer estar siempre con Elle. El pasar tiempo con ella ha hecho que me despreocupara de ciertas cosas, como por ejemplo, el asegurarme de que Rafael rondara por la casa aunque sea una vez al día. Y no sólo eso, sino que no he sido capaz de notar que el pueblo estaba cada vez más concurrido por demonios de los que tuve que ocuparme sin la ayuda que mi compañero solía prestarme. Si hubiese pensado un poco, en vez de deshacerme de todos los problemas rápidamente para luego poder reunirme con Elle por más tiempo, habría sido capaz de descifrar la desaparición de Rafael.

—Dime por favor que tienes noticias— suplica Clara, saliendo de la casa.

—No está en el pueblo, Clara. Tampoco en ningún alrededor cercano— contesto apenado—. Hoy, cuando me asegure de que ya no hay demonios cerca, comenzaré por el pueblo vecino.

—Marodale queda a unas horas de Condere, ¿Por qué se iría por tanto tiempo sin dejar rastro alguno?— pregunta preocupada—. Algo no está bien... algo no está bien— repite, caminando en el césped.

—Clara— digo, haciendo que se detenga—. Volverás a verlo. No te preocupes.

Ella asiente y me ofrece una pequeña sonrisa. Al observarla con mayor detalle, inmediatamente, algo me desconcierta; en su cuello no está el collar que comparte con Rafael. Intento no expresar la confusión que siento, pero la verdad es que no tiene sentido que no lo lleve puesto.

—Hablaré con Dafne. Tal vez ella pueda decirme algo— concluye, devolviéndome a la realidad.

—Es una buena idea— contesto, aclarando mi garganta—. Tienes hasta la noche para avisarme si Dafne pudo averiguar algo. Si no consigue nada, iré a ciegas, pero iré igual en su búsqueda.

Clara asiente y luego entra a la casa.

Dafne es una bruja blanca poderosa. Es descendiente de ángeles. No es hija directa, pero si lo ha sido su tátara abuela, y su descendencia siempre cargará con sangre celestial. Ella ha trabajado para el cielo toda su vida y entrena a su hija para que también pueda hacerlo en un futuro. He tenido la oportunidad de conocerlas a ambas una de las tantas veces en la que ayudé a Clara a entrenar y canalizar su energía.

Ellas se conocen hace mucho y han formado una amistad bastante fuerte. Dafne no vive en Condere, pero ha sentido la presencia de Clara desde el primer momento y ha acudido en su ayuda. Aunque se suponía que ella debía notificarle a los ángeles de el paradero de la última portadora, ella se conmovió por la historia de su amiga y decidió ayudarla. Siempre ha estado allí para guiarla y acompañarla en la odisea que ha sido el que intente controlar sus poderes.

Camino hasta el frente de la casa con más cosas en la cabeza de las que podría soportar. La sensación de que debo observar hacia arriba, me invade repentinamente. Al elevar la cabeza, me encuentro con ella. Me encuentro con Elle. Está mirando cómo el sol se pone, dándole paso a la luna. Es algo que siempre hace; mirar a la luna y suspirar de lo hermosa que es.

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora