Capítulo 7 -Salto de fe-

577 105 579
                                    

—No me siento muy bien —dice Sol mientras se suena los mocos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—No me siento muy bien —dice Sol mientras se suena los mocos.

Su nariz se encuentra completamente roja y sus ojos están más hinchados que nunca. Tiene una cajita de pañuelos descartables a su lado como si fuese su más preciado bien.

Definitivamente está resfriada.

Probablemente su cuerpo está cobrándose ese tiempo que pasó bajo la fría lluvia.
Yo, en cambio, me encuentro a la perfección a pesar de haber pasado mucho más tiempo allí que ella. Nunca he sido de enfermarme, por suerte gozo de una muy buena salud. Incluso las pocas veces que me enfermé, me recuperé tan pronto que apenas puedo recordar cómo se siente el estar enferma.

—Realmente envidio tu sistema inmunológico —dice Sol fregando sus ojos.

—Lo siento mucho, Solcito —digo mientras me siento a su lado en la cama y envuelvo mis brazos a su al rededor —No quise preocuparlos, no fue mi intención.

—Lo sé, Nire. No te martirices. Estoy segura de que hubieses hecho lo mismo por mí—sus manos ahora se aferran a mis brazos.

—Uhmmm... —bromeo. Los ojos furiosos de Sol encuentran rapidamente los míos —¡Estoy bromeando, por favor no vayas a comerte mi alma!— Digo entre risas.

Ella deja escapar una carcajada que se ve interrumpida por una fuerte tos.

—Le mandé un mensaje a papá. Vendrá pronto. Dice que está ansioso por saber cómo su segunda hija se resfrió en pleno verano —Digo una vez que deja de toser.

—Oh...¿Así que quiere saber cómo? —Dice Sol sarcásticamente. Inmediatamente le dedico una mirada suplicante —Estoy bromeando, por supuesto que no le diré que fui a buscar a su loca hija bajo la fría lluvia en medio de una fiesta.

—Te debo una —digo soltando un guiño.

—Oh, no. Me debes todas —dice ella levantando sus cejas.

Un pequeño silencio nos envuelve. Me decido a que es momento de contarle sobre lo sucedido con Evan. Realmente estaba esperando el momento correcto, ya que ayer por la noche llegamos tan cansadas y envueltas en la fría ropa mojada que tan sólo nos cambiamos y caímos muertas en la cama.

Antes de que pueda decir algo, Sol deja escapar un largo suspiro y luego susurra seriamente:—Por un momento, la tormenta se volvió mi mayor preocupación y realmente me asusté por ti.

—Oh Sol, no exageres. No soy un gato, puedo mojarme —Respondo bromeando.

—No es eso, tonta —esboza una sonrisa de labios cerrados —Lo digo por aquel rayo, tú sabes. Cayó demasiado cerca de tí. Cuando lo ví a lo lejos temí lo peor —Su voz parece romperse.

Todo mi cuerpo se tensa al instante. No necesito mucho más para saber de qué está hablando, o mejor dicho, de quién está hablando.

—Cuando te ví allí, sana y salva el corazón me volvió a latir —me regala una pequeña sonrisa —. Creo que no cayó tan cerca como creímos con Axel—Mis ojos la esquivan.

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora