Capítulo 17

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Miriam

Todo estaba raro. Mimi y yo llevábamos dos semanas sin hablarnos y eso había desencadenado una espiral de problemas en nuestro grupo de amigos.

Si Mimi quedaba con ellos, yo no iba y viceversa, y cuando alguna de las dos quería hacer algún plan, ellos se dividían para no coincidir.

Por no hablar de que esto parecía un divorcio en el que todos se posicionan en una u otra parte. Aunque no lo dijeran, la mayoría opinaban que había actuado mal con Mimi y estaban de su parte, aunque ella también hubiese fallado.

Había quedado con Ana para tomar unas cervezas en casa ya que hacía un mal día y más tarde pediríamos algo para cenar.

Ana llegó puntual, como siempre.

- ¿Qué tal, amiga? -Preguntó tras darme dos besos.

- Aquí estamos, canaria. ¿Tú?

- Bien, pensé que no llegaba, había un atasco...

- Pero si vivimos a quince minutos andando, Ana.

- Ya, es que venía de cas... -Frenó en seco y no acabó la frase.

- Ah, claro.

- Perdón. No quería que te pusieras a pensar en ello.

- Si la culpa es nuestra, os estamos obligando a quedar con nosotras en secreto como si fuéramos críos. No aprendemos.

- Estáis en una situación complicada, Miri.

- ¿Cómo está? -Me interesé.

- Igual que tú. Os gusta hacernos creer que estáis bien pero se os da igual de mal a las dos.

- No sé cómo acercarme a ella. Me encantaría poder arreglarlo, Ana. No me porte como debería pero se que no me va a perdonar nunca. Le prometí no volver a irme cuando me necesitara.

- No te recomiendo que hables ahora con ella. Está todo reciente y a ella también le está costando digerirlo.

- Pues fue ella la que me dijo que quería estar sola.

- Porque tú le dijiste que cogiera sus cosas y se fuera, Miriam. Vale que ella pudo haberte dado pie cuando fuiste a su casa a hablar las cosas pero la primera que se rebajó a su nivel fuiste tú.

- ¿Y qué hacía, Ana? ¿Darle una palmadita en la espalda por drogarse?

- Aguantar y demostrarle que estás ahí para ella aunque se tuerzan las cosas. Por ponerte a su nivel y hablarle a ella como te estaba hablando a ti, perdiste toda la razón. Tenías que haber estado ahí, Miriam. Y hacerle ver que lo que hizo no tenía sentido.

- ¿Tu crees que estoy a tiempo de solucionarlo?

- Lo que yo crea de poco sirve, depende solo de ella, y no sé hasta que punto está dispuesta a arreglar las cosas contigo.

🔮🔮🔮

Mimi

No había salido a la calle desde que lo dejé con Miriam, y de eso habían pasado casi tres semanas. Sobrevivía con lo que tenía en la nevera y los días que alguno de los chicos venía a comer o cenar conmigo pedíamos cualquier cosa. A veces Ana me traía cosas para que pudiese seguir subsistiendo, porque me pasaba los días de la cama al sofá y del sofá a la cama

Había tenido mucho tiempo para pensar acerca de lo sucedido con Miriam y esa noche, y la verdad es que aunque yo hice las cosas fatal y acabé haciéndome más daño a mi misma que a nadie, también había hecho pasar a mis amigos un mal rato y había traicionado la confianza de mi novia, y ahora estaba pagando las consecuencias de todo lo que sucedió, al fin y al cabo, por mi culpa.

Dos Extrañas En La CiudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora