Capítulo 10

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Miriam

Dios, Mimi. - Las dos caímos en la cama y ella acariciaba mi pelo mientras me recuperaba del orgasmo que acababa de tener.

- Buenos días, mi amor. - Dejó un beso en mis labios.

- Y tan buenos... - Volví a besarla antes de levantarme pero ella me lo impidió tirando de mí.

- No tenemos nada que hacer, Miriam. Quédate un rato y hazme mimitos. - Se agarró a mi cintura.

- Si te hago mimitos vas a dormirte otra vez, y a ver cómo te levanto luego. - Respondí acariciando su mejilla.

- Jo, Miri, un poco. - Puso morritos. - Que el otro día me levantaste a prisa, no pudimos aprovechar y estar tranquilas.

Acabé cediendo a su capricho y nos quedamos un rato en la cama en un silencio nada incómodo en el que ambas nos regalamos caricias y arrumacos. Casi media hora después decidimos que era hora de levantarnos. Iba hacia la cocina a preparar el desayuno cuando Mimi me frenó.

- Me visto y bajo en un momento a por algo de desayunar. Si es festivo, lo es pa'to. - Se fue directa a mi armario.

- Menos mal que habías traído ropa. - Dije rodando los ojos.

- La tuya me gusta más. - Se puso lo primero que pilló y salió de casa tras darme un beso.

Cuando Mimi se fue me tiré en el sofá con una peli mala de fondo a esperarla mientras miraba twitter e instagram en mi móvil. De repente apareció en la pantalla el nombre de mi hermano, me estaba llamando.

- ¡Efren!

¿Cómo estás, pequeña?

Bien, hoy me pienso mover de casa, ¿vosotros? ¿Pai e Nai?

- Todos bien, no te preocupes. ¿Sabes por qué te llamo, no?

Porque me quieres mucho y me echas mucho de menos, como yo a ti.

Aparte de eso, ¿qué habíamos hablado la última vez?

Joder, mierda. - Me llevé una mano a la cabeza. - ¿Cuándo venías?

Pero, ¿dónde carallos tienes la cabeza, Mickey? El jueves por la mañana.

Lo siento, se me había olvidado por completo.

No lo jures... - Rió al otro lado.

El jueves estoy todo el día en el cole, pero puedo peguntarle a Ana o a Roi si pueden pasar a buscarte, ¿sobre qué hora llegas?

Once y media, pero ya sabes como va el tema horarios y el tren.

Ah, bueno. A esa hora Mimi puede seguro. Va ella, no te preocupes. - Al segundo de decir el nombre de la granadina me di cuenta de que mi hermano no sabía lo que estaba pasando de nuevo entre ella.

¿Quién dijiste? - Preguntó con un acento muy marcado. - ¿Estamos hablando de la misma persona que yo creo?

La única Mimi que conoces, chuliño. ¿Quién va a ser? - Intenté hacerme la tonta.

Creo que tienes varias cosas que contarme, ¿tengo cuñada de nuevo?

No tienes nada, solo estamos viéndonos cuando nos apetece y arreglando las cosas poco a poco.

Vale, que me lleve tapones, vamos. - Mi hermano se deshacía a carcajadas.

Ni que durmiéramos juntas siempre... - Otra vez la había liado.

Dos Extrañas En La CiudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora