Capítulo 15

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Miriam

No pegué ojo en toda la noche. La discusión con Mimi me había dejado muy preocupada, aunque seguía estando completamente segura de que el encuentro de Mimi con su camello no había sido casual. No lograba entender cómo alguien que lo había pasado tan mal como ella podía seguir dejando espacio a gente como esa, que no iba más que a joderle la vida otra vez. Pero si ella no me había ni llamado para pedirme perdón, ¿por qué iba a hacerlo yo?

Estaba desayunando cuando me llegó un mensaje de Ana preguntándome a qué hora había quedado con Mimi para preparar su piso para la cena de Raoul. Mierda. Iba a tener que pasar todo el día con ella a solas, y la situación aún estaba muy reciente como para sentarnos a hablar las cosas sin volver a gritarnos, así que decidí recurrir a Ana.

Tu tienes algo q hacer

hasta la hora d la cena?

Ana

No, por?

T vienes conmigo a casa

de Mimi?

Venga va, os ayudo

Genial, Anita. En 1h

te recojo en el portal

Si Ana me acompañaba, probablemente la situación no sería tan incómoda y Mimi se relajaría un poco.

Tras recoger a la canaria llegamos al piso de Mimi. No tardó en abrirnos.

- Uy, banana. -La miró extrañada. -A ti no te esperaba.

- Hablé con Miri y me dijo que si os echaba un cable. -Me miró sonriendo mientras la rubia me fulminaba con la mirada.

- ¿No te importa, no? - Le pregunté a Mimi con cautela.

- No, seis manos fijo que hacen más que cuatro.

Comenzamos a recoger algunas cosas y a decorar el piso. En un momento que Ana se alejó un poco, Mimi se acercó a mi.

- Flipo contigo, Miriam.

- Luego, ahora no. -La aparté.

Cuando acabamos de prepararlo todo, nos tiramos en el sofá a ver una peli. La situación era un cuadro absoluto. Ana, que nos conocía a las dos de sobra, no hizo ni una sola pregunta y se sentó entre nosotras, evitando así otro momento incómodo entre nosotras.

A eso de las ocho, empezaron a llegar todas, Roi nos avisó de que llegaría un poco más tarde y a eso de las nueve Ricky nos llamó diciendo que ya estaba cerca de casa de Mimi con Raoul con la excusa de pasar a verla y pedir algo de cenar.

Mimi se quedó en el sofá y el resto nos escondimos hasta que Raoul tocó a la puerta y la rubia le abrió.

- ¡Feliz cumple! - Gritamos todos al verle entrar con Ricky saliendo de nuestro escondite.

- ¿Pero cuándo habéis montado todo esto? - Dijo visiblemente emocionado.

- En una tarde, somos muy apañás. - Respondió Mimi.

- Y esto es solo el principio. Luego tenemos otra sorpresita para ti. -Añadió Julia. - Y esa si que te va a gustar más.

Cenamos entre risas. Mimi y yo cruzamos alguna mirada intermitente pero éramos incapaces de entablar conversación, y el resto lo estaba notando, aunque nadie quiso hacer ningún comentario.

Después de cenar, le dimos a Raoul sus regalos y tras tomar algunos chupitos jugando al yo nunca, le contamos al rubio la sorpresa que guardábamos.

Dos Extrañas En La CiudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora