Miriam
La primera parte de la mañana había sido caótica. Se me olvidó fotocopiar un examen y perdí diez minutos de clase que tuve que añadir al recreo así que les prometí a mis niños que añadiría esos diez minutos y la próxima clase sería más corta y por si fuera poco el despiste del examen, olvidé mi cuaderno de notas en casa.
Que mi mente estuviese dispersa se debía básicamente a Mimi. Desde que me monté en el coche no dejé de pensar en lo que había pasado en Asturias y que cada vez era más necesaria una conversación que no podríamos seguir alargando.
Llevaba demasiados días pensando en cómo encarar la conversación y mi cabeza iba a explotar en cualquier momento.
Estaba en el patio con dos compañeras cuando mi móvil sonó. Era un número desconocido así que no lo cogí y continué a lo mío. Apenas un minuto después volvió a sonar.
- ¿Si?
- Miriam, soy Claudia. Perdón, ya sé que estás trabajando pero Mimi dice que estás en el recreo.
- ¿Qué pasa con Mimi? - Me tensé al oír su nombre.
- Estábamos probando una cosa para enseñar en clase y haciendo un paso pisó mal. Tiene la rodilla y el tobillo muy hinchados. Hemos venido andando y Ricky y Ana están en la otra punta de Madrid, ya los he llamado.
- Voy a arreglar un par de cosas y voy a buscarla para llevarla al médico. ¿Puede andar?
- No, te esperamos justo en la puerta porque a Dama y a mi nos va a costar sacarla, y sino tardamos más.
- La madre que la parió. - Suspiré. - Te llamo en cuanto salga de aquí.
Hablé con la jefa de estudios para avisarla de que tenía una urgencia familiar y salí casi corriendo dirección al coche, llamé a Claudia antes de arrancar para avisarla y fui a buscar a Mimi.
Cuando llegué, Dama y Claudia sujetaban a Mimi, que estaba pálida y tenía un gesto de dolor que no le había visto en la vida.
- Metedla atrás. -Les dije abriéndoles la puerta.
Dama asintió y entre las dos consiguieron sentarla de lado para que pudiese apoyar bien la pierna en el otro asiento.
- ¿Quieres que vaya una contigo, Miriam? - Preguntó Claudia.
- Tranquilas, puedo sola.
- Mimita, ¿cómo estás? - La miré preocupada.
- Me duele mucho, Miriam. - Me dijo casi llorando.
- Ya vamos, tranquila. - Dejé un beso en su frente antes de cerrar la puerta.
Conduje lo más rápido que pude hasta el hospital y tras dejar a Mimi en la puerta de urgencias, dónde rápido le sacaron una silla de ruedas fui a aparcar al sitio que más cerca encontré.
Pregunté por ella en recepción y me dijeron que el médico la estaba viendo, así que me senté en la sala de espera. Ricky me llamó a los pocos minutos y salí fuera para hablar con él, Claudia le había avisado de que yo estaba con Mimi.
Volví a la sala de espera y hasta una hora después, no salió el médico a hablar conmigo.
- Tiene un esguince de rodilla con rotura de ligamentos y un esguince de tobillo. Van a vendarla ahora y pincharla para que al menos hoy no esté tan dolorida. Va a necesitar reposo absoluto una buena temporada.
- Joder. ¿Puedo pasar a verla?
- Claro.
El médico me acompañó a la sala donde la enfermera le colocaba una venda de la rodilla a los pies.
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Dos Extrañas En La Ciudad
FanfictionMimi y Miriam han estado juntas durante tres años. Un día, en un momento delicado para las dos, una discusión acaba con todo. Dos años después, el destino parece que las vuelve a reencontrar. ¿Es el momento de darse una segunda oportunidad?