Miriam
- ¿Dónde has estado estos dos años? ¿Te has ido de Madrid?
- Sí, estuve en Granada. Pensé que era buena idea volver y pasar una temporada allí recuperándome de todo lo que había pasado entre nosotras. Y me vino bien.
- ¿Qué te hizo volver?
- Ana me llamó un día para preguntarme qué tal estaba y acabó hablándome de un bajo vacío. Ya sabes que cuando se pone divaga mucho. - Las dos reímos.
- La academia. - Mascullé.
- Eso es, me dijo que si quería ella me gestionaba el alquiler en lo que yo me encargaba de buscar un sitio para asentarme los primeros días. Así que lo siguiente que hice fue llamar a Ricky y desde el primer momento me ofreció su casa.
- ¿Nunca pensaste en avisarme?
- Muchas veces, Miriam. Cuando ya lo tenía todo atado fuiste la primera persona en la que pensé. Pero no me parecía justo para las dos aparecer de esa manera. ¿Tú? ¿Alguna vez pensaste en hablarme?
- Los seis primeros meses estuve todos los días a punto de marcar tu número en algún momento. Pero siempre me echaba atrás. Sabía y sé que te hice mucho daño y no quería entorpecer tu proceso. - Poco a poco e inconscientemente íbamos acercándonos.
- Todo lo que pasó entre nosotras fue horrible. Jamás pensé que por muchos problemas que tuviésemos, llegásemos a ese punto. - La miré asintiendo.
- Yo tampoco lo entiendo. Creo que nos dejamos llevar por la rabia y nos olvidamos de lo principal. - Rocé nuestras manos.
- ¿Crees que hubiéramos sido capaces de solucionarlo? - Se mordió el labio por miedo a la respuesta.
- Si lo hubiésemos enfocado diferente estoy segura de que sí. Esa fue una de las cosas que más me dolió en todo este tiempo.
- Yo lo pensé mucho, ¿sabes? creo que al final las dos hicimos las cosas mal y nos dimos por vencidas antes de tiempo. Pero yo no podía más, Miriam. La situación era insostenible.
- Y mi comentario supongo que ayudó un poco a joderlo todo, ¿no?
- No lo sabes bien... es más, si nunca hubieses dicho eso, probablemente las cosas habrían cambiado tanto... - Suspiré y noté como empezaban a caerme las lágrimas. - Eh, pequeña, no llores. - No dudó y me abrazó. - Ya está, Miriam. Ahora estamos aquí y es lo que cuenta.
- Al momento de decirlo me había arrepentido - sollocé y me aferré más a Mimi - nunca quise atacarte con eso, sobre todo sabiendo lo que te había costado dejarlo atrás. Lo último que quería era dejarte sola, Mimi.
- Con el tiempo me di cuenta de que en el fondo, sin saberlo, me hiciste un favor. Gracias a eso aprendí que por mucho apoyo que tengas, si quieres salvarte, tienes que hacerlo sola.
- ¿Vas a poder perdonarme algún día? - Me separé un poco y la miré a los ojos.
- Si no te hubiera perdonado ahora no estarías aquí. - Me sonrió. - Por eso estate tranquila. Además yo también tengo que pedirte perdón por varias cosas.
- Mimi pero...
- Pero nada, Miriam. - Me cortó. - Lo primero de todo, no tenía que haber pagado mis frustraciones por ese tema, contigo, porque no te lo merecías y entiendo perfectamente que te costara muchísimo aguantarme en ciertas situaciones. Y lo segundo, me fui de casa de la peor manera posible. De diferentes maneras, las dos nos dejamos tiradas en el peor momento para la otra.
- Me quedan más cosas que preguntarte pero ahora mismo me preocupan dos.
- Pregúntame lo que quieras, ya lo sabes. - Acarició mi mejilla con temor, pero no me aparté.
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Dos Extrañas En La Ciudad
FanficMimi y Miriam han estado juntas durante tres años. Un día, en un momento delicado para las dos, una discusión acaba con todo. Dos años después, el destino parece que las vuelve a reencontrar. ¿Es el momento de darse una segunda oportunidad?