Capítulo 19

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Miriam

¿Cuánto llevas aquí sola? - Me preguntó Mimi estrechándome aún más entre sus brazos.

- Me levanté porque no podía dormir y cuando estaba aquí empezó la tormenta, pensé que estabais todos durmiendo y tampoco os quería molestar.

- ¿Tenías pensao hacerte la valiente? - Me sonrió

- Mimi, joba.

Al final has tenío suerte, yo tampoco podía dormir.

- ¿Por eso bajaste?

- Si, iba a salir al porche a fumar, pero con tormenta no es plan, prefería la cocina. Pero te he encontrao aquí como un cordero degollao.

- Idiota. - Le di un toque en el pecho y reímos.

- ¿A que me voy y te dejo aquí?

- No, no. Quédate. - Me agarré más a ella.

- Si vamos a tirarnos la noche así, igual es mejor ir al sofá, ¿no?

- ¿Quieres quedarte conmigo?

- ¿Quieres que me quede?

- No me respondas con otra pregunta, Mimi. - Hice un puchero.

- Anda, tira pal sofá, voy a beber agua y voy. ¿Quieres?

- ¿Me traes uno por si acaso?

- Claro

Me senté en el sofá y en apenas dos minutos Mimi volvió, posó el vaso en la mesa y se sentó a mi lado en el sofá. Por un momento pensé que todo había vuelto a su sitio e hice un amago de apoyarme sobre ella pero rápidamente volví a mi sitio.

- Puedes apoyarte, ¿eh? No pasa nada.

- ¿Seguro?

Mimi tiró de mi brazo y me colocó sobre su costado mientras encendía la tele. Puso un canal cualquiera y disimuladamente fue colocando su mano en mi cintura, acariciándome.

- ¿Estás más tranquila? - Me preguntó.

- Sí. - Le sonreí y me devolvió el gesto.

Noté como poco a poco su mano se quedaba quieta y cuando la miré vi como se había quedado dormida, pensé en despertarla para que se fuera a dormir pero me negaba a pasar la noche sin ella, aunque al día siguiente posiblemente ella se arrepintiese de haberse quedado conmigo y me evitaría a toda costa. Pasé mi mano por su vientre y apoyada entre su costado y su hombro, me quedé dormida obviando por completo la tormenta que estallaba cayendo fuera.

🔮🔮🔮

Mimi

Noté como alguien me zarandeaba y abrí los ojos lentamente. Sonreí levemente al ver a Miriam.

- ¿Algo que contar? - Roi me miraba con una ceja levantada y Ana nos miraba sonriendo.

- Joder, ¿ya es de día? - Intenté levantarme pero Miriam estaba abrazada a mi.

- Levántate con cuidado, anda. - Me dijo Ana. - Que la vas a despertar, bruta.

Moví su brazo y la coloqué en el sofá para que durmiese tranquila mientras me fui a la cocina con Roi y la canaria.

- ¿Cómo has acabado pasando la noche en el sofá con Miriam? - Se interesó el gallego.

- Anoche cayó una tormenta de cuidao. No podía dormir y cuando bajé a la cocina me la encontré acojoná.

Dos Extrañas En La CiudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora