Miriam
- ¿Cuánto llevas aquí sola? - Me preguntó Mimi estrechándome aún más entre sus brazos.
- Me levanté porque no podía dormir y cuando estaba aquí empezó la tormenta, pensé que estabais todos durmiendo y tampoco os quería molestar.
- ¿Tenías pensao hacerte la valiente? - Me sonrió
- Mimi, joba.
- Al final has tenío suerte, yo tampoco podía dormir.
- ¿Por eso bajaste?
- Si, iba a salir al porche a fumar, pero con tormenta no es plan, prefería la cocina. Pero te he encontrao aquí como un cordero degollao.
- Idiota. - Le di un toque en el pecho y reímos.
- ¿A que me voy y te dejo aquí?
- No, no. Quédate. - Me agarré más a ella.
- Si vamos a tirarnos la noche así, igual es mejor ir al sofá, ¿no?
- ¿Quieres quedarte conmigo?
- ¿Quieres que me quede?
- No me respondas con otra pregunta, Mimi. - Hice un puchero.
- Anda, tira pal sofá, voy a beber agua y voy. ¿Quieres?
- ¿Me traes uno por si acaso?
- Claro
Me senté en el sofá y en apenas dos minutos Mimi volvió, posó el vaso en la mesa y se sentó a mi lado en el sofá. Por un momento pensé que todo había vuelto a su sitio e hice un amago de apoyarme sobre ella pero rápidamente volví a mi sitio.
- Puedes apoyarte, ¿eh? No pasa nada.
- ¿Seguro?
Mimi tiró de mi brazo y me colocó sobre su costado mientras encendía la tele. Puso un canal cualquiera y disimuladamente fue colocando su mano en mi cintura, acariciándome.
- ¿Estás más tranquila? - Me preguntó.
- Sí. - Le sonreí y me devolvió el gesto.
Noté como poco a poco su mano se quedaba quieta y cuando la miré vi como se había quedado dormida, pensé en despertarla para que se fuera a dormir pero me negaba a pasar la noche sin ella, aunque al día siguiente posiblemente ella se arrepintiese de haberse quedado conmigo y me evitaría a toda costa. Pasé mi mano por su vientre y apoyada entre su costado y su hombro, me quedé dormida obviando por completo la tormenta que estallaba cayendo fuera.
🔮🔮🔮
Mimi
Noté como alguien me zarandeaba y abrí los ojos lentamente. Sonreí levemente al ver a Miriam.
- ¿Algo que contar? - Roi me miraba con una ceja levantada y Ana nos miraba sonriendo.
- Joder, ¿ya es de día? - Intenté levantarme pero Miriam estaba abrazada a mi.
- Levántate con cuidado, anda. - Me dijo Ana. - Que la vas a despertar, bruta.
Moví su brazo y la coloqué en el sofá para que durmiese tranquila mientras me fui a la cocina con Roi y la canaria.
- ¿Cómo has acabado pasando la noche en el sofá con Miriam? - Se interesó el gallego.
- Anoche cayó una tormenta de cuidao. No podía dormir y cuando bajé a la cocina me la encontré acojoná.
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Dos Extrañas En La Ciudad
Fiksi PenggemarMimi y Miriam han estado juntas durante tres años. Un día, en un momento delicado para las dos, una discusión acaba con todo. Dos años después, el destino parece que las vuelve a reencontrar. ¿Es el momento de darse una segunda oportunidad?