Capítulo 12

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Mimi

No podía parar de dar vueltas en la cama. Ese día Miriam había llegado a mi casa y me había contado que la orientadora le había dado el visto bueno a mi charla y le pareció tan buena propuesta que decidió programarla in extremis para el día siguiente. Así que en cuestión de horas iba a tener que enfrentarme durante toda la mañana a tres cursos de primaria y a algunos padres que asistirían, ya que la orientadora le comentó a Miriam que sería más eficaz su presencia en la charla.

Vi como a mi lado, Miriam dormía sin inmutarse y descansaba ajena a todo lo que estaba pasando por mi mente. Me incorporé en mi lado de la cama y me senté en el colchón con la cabeza entre las piernas, dejé escapar un suspiro y noté como Miriam se giraba, la miré y observé como aún dormida, palpaba el colchón, seguramente buscándome. Fue ahí cuando abrió los ojos y al verme sentada encendió la luz que se encontraba en su mesita.

- ¿Te he despertao, mi amor? - Alargué el brazo para acariciarle la mejilla.

- Iba a abrazarte pero no estabas. - Dijo medio dormida, no pude evitar sonreír.

- Es que no puedo dormir.

- ¿Estás nerviosa?

- Un poco... - Miriam se movió por la cama hasta colocarse a mi lado.

- Tranquila, Mimita. Va a salir todo bien. - Besó mi hombro.

- No me gusta hablar en público, Miriam, no se pá que me meto en estos fregaos.

Mira, yo mañana voy a estar allí, al menos cuando le toque a mi curso, así que cuando me veas, piensa que solo estoy yo, o que nos lo estás contando a nuestros amigos y a mí.

- No sé si voy a ser capaz...

- Claro que lo vas a ser, yo confío en ti.

- Verás la hostia que te llevas cuando empiece a trabarme y me quede callá. - La miré con inseguridad.

- Anda, cállate y échate que a este paso vas a dormir menos de cinco horas. - Tocó mi lado del colchón y se apartó un poco para que pudiera echarme.

- Pero abrázame. - Hice un puchero.

- Ven. - Me posicioné con medio cuerpo sobre ella y apoyé la cabeza en el hueco de su cuello.

- Buenas noches, pulpiña. - Dejé un beso en su cuello.

- Buenas noches, cariño. - Besó mi frente.

🔮🔮🔮

Desperté media hora antes de que la alarma de Miriam sonase. Salí a la cocina y mientras ella apuraba los pocos minutos de sueño que le quedaban,yo preparé el desayuno. La gallega apareció por la cocina cuando ya había terminado y antes de sentarse a desayunar rodeó mi cuello con sus brazos y dejó un beso en mis labios.

- Buenos días, Mimita. -Dijo juntando nuestras frentes.

- Dios, Miriam. Qué guapa estás recién levantada. - La besé.

- Eres una exagerada. - Me respondió mientras se sentaba. - ¿Has podido dormir algo?

- Si, ahora me doy una ducha rápida y preparo unas cosas de última hora antes de irme.

- ¿Vas a llevar el coche?

- Era la intención, ¿por?

- Porque luego salimos de allí a la misma hora, si lo llevas tú, yo voy dando un paseo, desde aquí tampoco tardo tanto.

Tras desayunar, dejé que Miriam se duchara primero, yo llegaría al colegio a las 11:30 y ella entraba a las 09:00.

Cuando se fue, me quedé revisando los documentos y la presentación que iba a utilizar para la charla y me di cuenta de que me había dejado lo más importante en la academia. Llamé a la única que a esas horas de la mañana podría ayudarme.

Dos Extrañas En La CiudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora