Mi habitación en la casa de mis padres era un desastre. Llena de cajas a pesar de que hacía mucho que me había mudado.
Simplemente no tenia ni fuerza ni ganas para sacar las cosas de las cajas, porque sabía que encontraría cosas de él. Pero tampoco podía vivir toda mi vida evitando mis problemas. Así que tomé una de las cajas y la abrí.
Efectivamente, estaba llena de peluches y cartas. Algunas de sus sudaderas y pantalones. ¿Debería tirarlo? ¿Debería quemarlo? No sabía que hacer. Era la primera vez que me pasaba.
Porque si, Antoine fue mi primer y único novio hasta el momento, aunque me diese un poco de pena admitirlo. Pero supongo que no va a ser el único que tenga en toda mi vida.
El resto de mi tarde me lo pasé abriendo cajas y encontrando más cosas suyas. Desde pulseras, anillos y hasta camisas.
¿Acaso te has traído todo su maldito guardarropas?
Ni siquiera sabía porque habían tantas cosas suyas. Tal vez sería apropiado devolvérselas y que él decidiese que haría con ellas.
Así que tomé las tres cajas y las subí a mi auto.
Ya no vivía más en nuestro antiguo hogar, ahora vivía en otra casa más pequeña y ciertamente no quedaba tan lejos.Al llegar, saqué las tres cajas del maletero. Y cómo pude las llevé a la puerta.
Solo tocaría timbre y me iría, como si fuese un repartidor de cartas.
Riiiiiiing.
Toqué y me di la vuelta rápidamente, no quería estar ahí mucho tiempo.
Pero oí el sonido de la cerradura abriéndose, así que volví a darme la vuelta y lo que vi me sorprendió.
—¿Que haces aquí? –preguntó Claire.
Vaya, parece que a Antoine no le gusta perder tiempo.
—Solo vine a dejarle algunas cosas a Antoine –respondí intentando ser amable.
—Es mejor que te lleves esas porquerías, no creo que él las quiera de vuelta –dijo con sus brazos cruzados y mirada desafiante.
Vamos Char, no respondas, eres mejor que esto.
—¿No vas a decir nada? –preguntó con voz de desagrado.
—Es que estaba esperando a que digas algo que valga la pena contestar.
—Oh, vamos Char ¿Sigues dolida? –preguntó con soberbia.
—Al contrario Claire, me estás haciendo un favor, que lo disfrutes mucho y ojalá no te pase lo que me pasó a mi –pausa —Porque ya sabes lo que dicen, el que la hace una vez, lo hace dos y tres.
Solo se quedó mirándome y decidí irme. No valía la pena seguir peleando con alguien que nunca entendería.
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➳Infiel [Antoine Griezmann]
Short Story¿Cómo podrías recordar mis caricias si cada noche cambias de piel?