Había llegado el día. La reunión era en una hora, estaba parada frente al espejo. Ya estaba peinada, vestida y maquillada. Me veía bien. Aunque el pensar que él estaría ahí me preocupaba.
—Basta, no tienes porque pensar en eso –me dije.
Me daba un poco de vergüenza llegar sola. Además seguramente todos me preguntarían porque no estaba Anto a mi lado. Suspiré.
¿Y si no iba? Dios, no, no. Tenía que ir, no podía estar encerrada toda mi vida.Mi madre entró en la habitación.
—Wow, estás hermosa jovencita –sonrió.
Me reí.
—No soy una jovencita mamá –respondí divertida.
—Si lo eres para mi –sonrió —Ya te tienes que ir ¿verdad?
Miré el reloj.
—Debería.
—Estás hermosa, vas a deslumbrar a todo el mundo –dijo mientras acariciaba mis mejillas.
—Solo iré a divertirme un rato –respondí sonriendo. Tomé mi cartera y las llaves de mi auto.
Me puse mi cinturón de seguridad y suspiré profundamente.
—Esta va a ser mi noche –susurré.
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La música estaba tan fuerte que se podía escuchar desde la otra cuadra. Mis oídos dolían un poco. Apenas llegué Amanda se acercó estirando sus brazos.
—¡Char! Tanto tiempo, estás estupenda –dijo mirándome de arriba a bajo.
—Gracias, tu también lo estás –ella sonrío.
—No seas modesta, luego de mi tercer hijo empecé a engordar mucho ¿Tu tienes hijos, verdad? –preguntó curiosa.
—No, no tengo hijos –respondí un poco incómoda.
—Pero ya vas a tener y cuando te pase me darás la razón –se río —¿Antoine? –preguntó intentando cambiar de tema.
—N-nos separamos.
—Lo siento Char –dijo con una cara apenada mientras acariciaba suavemente mi hombro.
Asentí. No quería llorar. Nadie sabía que ya no estábamos juntos.
—¿Oye porque no vas a tomar algo? Contratamos a los mejores bartenders de la ciudad, además de que todas las bebidas son gratis.
Asentí. La barra de bebidas estaba iluminada con luces neón. Me acerqué.
—¿Que vas a querer bonita? –preguntó el barman.
—Ella va a querer una margarita.
Alguien respondió por mi y no era cualquier persona.
—Antoine –respondí.
—Hola Char ¿Como estás? –preguntó mientras me daba un beso en la mejilla.
Estaba realmente hermoso con su traje negro.
—¿B-bien y tu? –Perfecto, había logrado ponerme nerviosa.
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➳Infiel [Antoine Griezmann]
Short Story¿Cómo podrías recordar mis caricias si cada noche cambias de piel?