Tres de la mañana. Alguien estaba tratando de abrir la puerta. Me levanté sobre exaltada del sofá. Caminé de puntitas de pie hasta la puerta y miré por la mirilla para ver si era a quien esperaba con tantas ansias.
Efectivamente, Antoine estaba tratando de meter la llave en la cerradura sin ningún éxito. Cuando por fin logró abrir la puerta, lo abracé fuertemente, sobando su espalda afectuosamente. Él estaba inmóvil.
Tomé su rostro entre mis manos y lo observé detenidamente. Su cabello estaba más alborotado de lo normal. Sus labios rojos, casi hinchados parecían un tomate muy golpeado. Su cuello estaba lleno de marcas moradas y rojas ¿Acaso eran...? No, no, no, no, no podía ser eso.
Su camisa no estaba en mejores condiciones, desabrochada, dejando todo su pecho al descubierto y llena de marcas de ¿Labial? O tal vez era otra cosa.
—¿Puedes dejar de inspeccionarme? Estoy bien –preguntó molesto.
—Cariño, lo siento ¿Quieres un café? –pregunte en voz baja.
—No, solo quiero mi cama –respondió mientras se sacaba del todo la camisa.
Su espalda estaba llena de marcas rojas, parecían rasguños. ¿Se habría golpeado con algo? En la mañana le pondría alguna crema para que mejore.
—Buenas noches –dijo, sacándome de mis pensamientos. Antes de irse a la habitación me dio un pequeño beso que me dejo un gusto amargo en la boca ¿Alcohol?
—Buenas noches –dije en voz baja.
Me recosté en el sofá, no dormiría con él esta noche. Me quedé observando el techo, llorando en silencio, otro aniversario más sin él.
Solo esperaba que este fuese el último.
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➳Infiel [Antoine Griezmann]
Short Story¿Cómo podrías recordar mis caricias si cada noche cambias de piel?