16.

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Al llegar a mi casa noté que no había nadie, no me sorprendió en lo absoluto.
Cerré los ojos y respiré hondo. Mis pulmones dolían al igual que mi garganta, tal vez de tanto llanto acumulado.

Me senté en el sofá y encendí la televisión. De repente sentí el ruido de unas llaves abriendo la puerta, no miento si digo que el corazón me dejó de palpitar y mi estómago se volvió pequeño.

—Cariño, llegué a casa –dijo mientras tiraba las llaves al sofá, ni siquiera pestañeé.

—Antoine –respondí seria.

—Escucha, se que no pasamos mucho tiempo juntos, pero hoy será diferente, hoy cocino yo– dijo sonriendo.

—Antoine –volví a decir.

—Haré una pasta deliciosa, te chuparás los dedos lo juro –decía mientras se ponía un delantal de cocina blanco.

—Antoine...quiero el divorcio –dije sin más. El rostro le cambió completamente. Ya no sonreía.

—Hoy no es el día de los inocentes cariño, es el viernes –dijo, supe que estaba nervioso, le temblaba el labio.

—No es una broma.

—¿Q-que dices? ¿E-es una broma? –preguntó mientras frotaba sus manos.

—No, quiero el divorcio –dije sería.

Puso sus manos sobre la mesada, dándome la espalda. No podía ver su rostro pero por el movimiento de su espalda sabía que estaba llorando.
Cerré mis ojos, intentando imaginar que esto no estaba pasando realmente. Apoyé mi cabeza contra la pared y respiré profundo.

—¿Que hice mal? –preguntó con la voz quebrada. Aún no se daba la vuelta.

Yo solo reí.

—Intenta hablar con tus abogados cuanto antes, no quiero que esto se extienda demasiado –tomé las llaves de mi auto y me fui.

"No puedes seguir empujando una puerta que está cerrada" me dijo una vez mi madre y cuanta razón tenía.

➳Infiel [Antoine Griezmann]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora