Julieta: Mi oportunidad.

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-       ¿Qué pasó con Charles ayer? –dijo mi mejor amiga mientras no dirigíamos de la escuela a mi casa- Has estado muy callada todo el día ¿pasó algo malo?-su tono de preocupación me hiso sonreír, ella era increíble.

-       No, nada malo.

-       Bueno, ¡habla! Me muero por saber.

-       Ya sabes, me pidió ser su novia y así –dije sin importancia, pero la realidad es que estaba nerviosa por todo lo sucedido anoche, Charles se comporto espectacularmente-

-       ¿Y le dijiste que si? –negué con la cabeza- por qué mierda?

-       ¡Ay, cállate! No es propio de ti decir grosería, Margot.

-       Pero estas de acuerdo que acabas de cometer un error, ¿Cómo le pudiste decir que no? Serian un bonita pareja.

-       Quizá tengas razón, pero la cuestión es que no le dije que no de esa forma que tu piensas.

-       O sea, ¿Cómo? – vi su mirada confundía y lancé un carcajada-

Ya estábamos en la casa mi casa, baje del auto y le di las gracias al chofer, mi amiga me seguía, mientras me decía que le explicara bien que pasó, pero no había mucho que explicar. Mi nana me esperaba como siempre, le sonríe y le di un beso.

-       ¿Cómo te fue, mi niña?

-       Excelente, nana.

-       Tu niña no quiso contarme que paso con Charles –dijo Margot detrás de mí y yo puse los ojos en blanco- ¡Hola, Eva! 

-       Hola, señorita Margot.  Qué bueno es verla por aquí. –se dirigió a mi- ¿Qué pasó con Charles?

-       No te conté que ayer se me declaro, quiere que sea su novia y vayamos a la universidad juntos –dije hablando rápido- el tiene un monto de planes y me asusto saber que estoy dentro de esos planes, por eso no he dicho nada. Estoy pensado en todo lo que dijo y eso me tiene confundida.

Vi a mi amiga articular una “o” con su boca, y Eva me miraba atónita. 

-       Si, igual de sorprendía estaba yo cuando me dijo todo.

-       ¿No te gusta Charles? –preguntó mi nana-

-       No, sabes que no tengo ojos para nadie más que Na…- Margot como siembre, me interrumpió-

-       Julieta, Nate no está a tu alcance.

-       ¿Por qué no? –pregunté furiosa y triste a la vez. Toda personas que sabía de mi amor por Nate decía cosas como esas- Está a mi alcance, el destino está de mi lado.

-       Amiga, ¿por qué no ves la realidad?

-       La veo, es una realidad. Nate Díaz es mío, esa es mi realidad.

-       Mi niña –la voz de Eva calmó mi enojo- ¿Le dijiste que no a Charles Benson?

-       No, nana. Le dije que necesitaba tiempo para pensar. –conteste un poco cansada- pero no hay mucho que pensar, mañana mismo le voy a decir que no.

-       Julieta, puedes pensarlo mucho más. Siento mucho decirte cosas feas, pero tienes que entender que Nate…Nate-me miro por unos segundo- olvídalo, mejor vayamos a ver una película-

 Sonreí, y asentí con la cabeza. Nana dijo que nos prepararía de cenar y subiría la comida, mientras platicábamos un rato de la vida amorosa de Margot mi celular sonó pero no preste mucha atención. Pusimos una película, y mientras la veíamos mis padres llegaron, ni siquiera preguntaron por mí. Es triste darse cuenta que a tu padres les importa muy poco, que no eres la hija que ellos soñaban, que preferían mil veces que en accidente automovilístico de hace 5 años hubieran preferido que tu murieras en lugar de tu hermana la mayor, la mujer más bonita del mundo.

Un  suspiro, alejé los pensamientos, tomé mi celular y vi el mensaje, era del club de fans de Nate, estaba subscrita a esos club de fans sólo para saber, ya que yo estoy muy lejos de ser un fan. Mi amor por el, no era algo normal y algo sub-real. Abrí el mensaje, y mi corazón de tubo al leer el mensaje.

Nate Díaz y su banda se presentará en Portland en una semana. Boletos ya ha le venta.

Leí el mensaje como mil veces, después que el oxigeno llegará a mi organismo. Solté un grito y Margot dio un brinco y callo de cama.

-       ¡Santos cielos! ¿Qué pasa?

-       Es Nate –logré articular-

-       ¿Qué pasó?

-       Viene a la ciudad en una semana.

-       ¿Aquí?

-       Si –tomé el teléfono y le enseñe el mensaje- es mi oportunidad.

-       Sí que lo es.

-       Los boletos, tengo que comprarlos.

-       ¡Llama! –grito mi amiga y lo hice sin pensarlo mucho-

Mi corazón se quebró cuando me dijeron, los boletos se agotaron en hace una hora, lo siento señorita. Temblando colgué el teléfono y mis lagrimas cayeron. Acaba de perder una buena oportunidad.

Mi pequeña ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora