Julieta: ¿él me recordará?

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Había pasado exactamente tres semanas desde que mi mejor amiga me había contado aquella historia y aún no la asimilaba. Todo parecía un sueño, me sentía sin nada, vacía. Cada cosa que me contaban de mi pasado era como intentar tocar humo, todo desaparecía. No reconocía a la chica que se paraba enfrente del espejo cada día, todo era nuevo para mí. Y las cosas que hice ¿cómo llegué aquí? Ya no me dolía tanto la cabeza, el dolor había disminuido pero me dolía el alma. Sé que tenía de alguna forma dar gracias por seguía aún viva, de sobrevivir. Moría por salir del hospital, y hoy era el gran día. Tenía tanta emoción pero a la vez tanto miedo. Quería llorar y reír al mismo tiempo. Peiné mi cabello una vez más, mientras sonreía al espejo.

- ¿estás bien, amor? – preguntó mi madre entrando a la habitación

- Sí –murmuré caminando hacía mi maleta, la cerré y la miré- estoy lista.

- Te va a encantar la nueva casa.

Tomé airé. Se lo había dicho a mi doctor, Stefano. Tenía un propósito y lo tengo que cumplir. Ni siquiera sé cómo actuar delante de la gente pero lo haría. Tenía otra oportunidad y esta vez tenía que aprovechar.

- Con permiso –dijo Stefano, entrando a la habitación- lamento interrumpir, pero vine a ver a mi chica –me sonrió- ¿Cómo te sientes hoy?

- Bien –reí- tengo miedo, no he salido de aquí y me he perdido dos años –señalé a la venta- tengo miedo de salir y ver gente mutante u ovnis caminando entre nosotros. Sería raro ¿no crees?

- Demasiado –sonrió-

- Lo sé, Doc.

- Bueno, solo te recuerdo que no tienes faltar a tus terapias ¡son muy importantes! De igual manera –me miró- tienes que ir mezclándote con la gente. Sé que saliendo de aquí, las cosas te parecerán nuevas, pero la persona más importante para finalmente rehabilitarte eres tú. Es una bendición que después de ese accidente no te hayan quedados secuelas y necesitamos de tu voluntad para que todo funcione y fácilmente volver a tu vida habitual ¿entendido?

- Muy entendido.

Hubo una charla más larga con Stefano antes de que me dejara ir. Mis padres estaban atentos mientras yo solo miraba por la ventana. Mi celular sonó. Papá me había dado uno nuevo para poder comunicarme con Margot. A sí que solo podía ser ella. Había regresado a casa la semana pasada con la promesa de volver tan rápido como pudiera.

- Hola hola –contesté-

- ¡Hola, hermosa! ¿Ya estás lista?

- Algo, pero estoy nerviosa.

- Tranquila, amiga. Todo va a estar bien. Lamento no poder estar ahí.

- No te preocupes.

- Charles te manda saludos. Está muy feliz de que estés bien.

- ¡Ugh! lamento no recordarlo, espero que lo traigas la próxima vez y me lo presentes. Salúdalo igualmente y dile que gracias.

- De acuerdo. –hubo un silencio, miré alrededor, habían salido de la habitación estaba sola- ¿podemos hablar?

- ¡Afirmativo! ¿Qué me tienes?

- No pude hablar con él. Ha estado muy ocupado...o al menos eso dicen. Desde que pasó lo que ya sabes que pasó, él ha cambiado mucho. En las fotos se ve más viejo de lo normal...pero sigue siendo muy guapo. Dejó de salir mucho en la prensa pero hace alguna que otra aparición. Se han escrito muchas notas amarillitas murmurando su cambio. Dicen que una mujer lo dejó y eso lo cambió, otros que probamente esté metido en drogas, otras que es un alcohólico y muchas historias basuras acerca de él.

Mi pequeña ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora