Julieta: Dos años

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Antes que nada, quiero decirle que muchas gracias por su paciencia. He tenido días muy difíciles para mí y mi familia. Es por eso que este capítulo va dedicado a mi viejita linda, mi abuela. Mi corazón me duele cada que pienso en ella, pero espero que esté con Dios y juntos a sus hijos que extrañaba tanto. Te recordaré siempre.

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Voces, música, una melodía tan hermosa, mi hermana, mis padres, mi mejor amiga y un hombre me sonreían, eran flashback de mi vida, era el fin, moriría ¿es así como la muerte se siente?

Una luz tan blanca que me cegó, todo se convirtió en negro y olvide todo lo que había recordar sentí morir,  no pensé que la muerte matara también los recuerdo, morir era feo... pero solo abrí mis ojos.

¿Qué era este lugar? ¿Dónde estaban mis padres?

-          Papá –quise gritar, pero salió más bien como un susurro-

-          ¡Hija! –mi padre tomó mi mano

-          ¿Doo..donde estoy? – pregunté- ¿Qué pasó?

-          Un doctor ¡rápido! Mi hija despertó –gritaba mi padre- ¡oh dios mío! –besó mi mano- ¡despertaste!

Me forcé por mirar a mi padre, pero un terrible dolor de cabezo me lo impidió, rápidamente el lugar en dónde me encontraba fue llenado de médicos y enfermeras.

-          ¡Hola! –dijo un médico mientras me tomaba la mano- ¿cómo te sientes?

Lo miré extrañada.

-          Mi nombre es Stefano –dijo una voz muy lenta- soy tu médico. ¿Sabes cómo te llama?

Mi nombre, mi nombre ¿cuál era mi nombre? Juuu…Julieta

-          Julieta, es Julieta.

-          Muy bien, correcto, Julieta. ¿Sabes cómo llegaste aquí?

¿Cómo llegué aquí? ¿Cómo? Cerré mi ojos para concentrarme pero ninguna respuesta vino a mi. Abrí mis ojos y busqué a papá que me miraba con preocupación.

-          Julieta ¿lo recuerdas?

Negué con la cabeza mientras mis lágrimas caían

-          Tranquila, todo estará bien ¿qué es lo último que recuerdas?

Cerré mis ojos de nuevo ¡mierda! ¿Qué me había pasado? La casa de campo, mi mejor amiga.

-          Recuerdo estar en la casa de campo con mi amiga.

-          Bien, ¿cómo se llama tu amiga?

-          Margot

-          Correcto. –miró alrededor- prepárenle para hacer estudios. –me miró- Estarás bien, Julieta. Saldré un momento para hablar con tu padre y en seguida volveré ¿de acuerdo?

Asentí. Stefano se levantó y fui ataca por un montón de enfermeras que hablaban en otro idioma, creo que era ruso. ¿Cómo había llegado aquí? ¿Qué había pasado conmigo? Por más que me forzaba a recordar cómo había terminado aquí mi mente no daba para más, estaba en blanco, me sentía vacía, como si estuviera olvidando algo demasiado importante, esto era frustrante.

Fui traslada a una sala donde me realizaron estudios, por más que le preguntaba a alguien que pasaba, si estaba bien o cómo había llegado aquí, solo respondían en mi idioma “su médico hablará con usted” antes de volver hablar en ruso, me miraban con lastima y no me quedaba más que llorar. Cansada de todo, solo quería dormir pero el dolor de cabeza no me dejaba.

Cuando por fin me llevaron a mi cuarto, me dieron algo que quitó mi dolor y por un momento, dejé hacerme tanto preguntas para caer en un profundo sueño. En dónde un hombre que no conocía, me miraba y sonreí, tenía una guitarra y se reía.

AL DÍA SIGUENTE

Cuando por fin desperté me encontraba en una habitación completamente diferente. Pude ver a mi padre y mi madre dentro de la habitación, hablaban con Stefano.

-          Agua –murmuré-

Stefano, rápidamente mi dio de beber agua, mientras me sonreía. Bebí el agua rápidamente.

-          Es un gusto verte despierta otra vez, Julieta.

-          ¿Cómo te sientes. Hija? –preguntó mi madre con lagrima en los ojos, mientras besaba mi mano- ¡gracias al cielo estás despierta!

-          ¡Julieta! –susurró mi padre que besó mi frente- ¡bienvenida, hija!

Los miré, estaban llorando, de felicidad de verme. Jamás me sentí tan amada, desde la muerte de mi hermana perdí a mis padres, pero al parecer eso ya había quedado atrás. Le sonreí, mis padres, mi padres me amaban otra vez. Giré mi vista hacia mi médico, Stefano, me sonreía, peor cuando vio mi cara dejó de hacerlo. Quería respuestas.

-          ¿Qué pasó conmigo? ¿dónde estamos? ¿cómo llegué aquí? –dije muy suavemente, porque me era imposible hablar rápido.

-          Estás aquí porque tuviste un accidente, Julieta ¿lo recuerdas? –negué con la cabeza- Estamos en el hospital central de Rusia.

-          ¿Rusia? –miré a mis padres- ¿por qué estamos aquí?

-          Aquí están los mejores médicos del mundo, cariño -me contestó mi madre- Inglaterra fue nuestra primera opción, pero Stefano nos prometió encargarse de ti especialmente si te triamos aquí.

-          ¿cómo fue mi accidente?

-          Un accidente de coche.

¡OH MI DIOS! No recordaba eso…nada, por más que querías.

-          ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

Hubo un silencio enorme, miré a mis padres que se tomaron de las manos y después a mi médico esperado una respuesta.

-          ¿Cuánto tiempo llevo aquí? –volví a preguntar

-          Dos años, Julieta. Tuviste el accidente de auto hace dos años.

¡DOS AÑOS! Miré a mis padres asustada y de pronto todo se volvió negro de nuevo.

Mi pequeña ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora