Los días habían pasado muy lentamente, mi agonía crecía cada día que pasaba encerrado en ese bendito hospital, 5 días y Julieta no despertaba, mi corazón era solo un tambor a medio servir. Las noticas no tardaron en viajar, pronto miles de titulares de revistas, periódico, internet y televisión hablaban acerca del aparatoso accidente en que el artista “Nate Días” se vio involucrado, junto con la misteriosa chica del que nadie lograba saber su nombre. Era increíble, pero se había pagado muy bien a cada miembro el servicio médico para no dijeran el nombre Julieta, ni mucho menos su edad. Lo único que sabían era que yo tenía algunas fracturar y estaba en recuperación, pero mi acompañante se había llevado la peor parte.
Deseaba poder salir ahí y estar con Julieta pero ni siquiera me dejaban verla, sus padres habían prohibido toda clase de visita. Yo solo dormía con medicamentos, el dolor que sufría en mis fracturas no era nada en comparación con la agonía que sufría al saber que Julieta, mi Julieta, seguía sin despertar, y su despertar hasta ahora era algo en que los médicos estaban dudando ¡me estaba volviendo loco!
Alguien llamó a la puerta y entró al cabo de algunos segundos, era el padre de mi Julieta.
- Nate –dijo asintiendo en forma de saludo-
- Señor – una duda entró en lo profundo de mi ser- ¿le ha pasado algo a Julieta?
- Espero que usted ya se esté recuperando –dijo muy amablemente- Y no, Julieta sigue igual –su vos cambió completamente con algo de rencor en el- He venido a tratar un asunto, con usted.
- Dígame- dije levantándome un poco de la cama para poder míralo bien- ¿Qué pasa?
- Hoy nos llevaremos a Julieta de este hospital.
- ¿cómo? ¿Ella ya despertó? ¿por qué se la llevará? –comencé a sentir una extraña sensación en mi cuerpo, algo que me decía que nada estaría igual, nada.
- Como comprenderá, mi hija está en un estado crítico, no hay cambios en sus signos vitales y…y bueno…hay un gran alboroto alrededor suyo. –me señaló- es usted una persona pública y por no mencionar que usted ha mantenido una relación con una menor de edad, que aquí está penado por la ley.
- Yooo…-dije pero fui interrumpido-
- No hace falta que diga nada, no importa ya. Las cosas están hechas y usted tiene que asumir las consecuencias de sus actos.
- Estoy de acuerdo señor…yo no sé qué hacer para solucionar este problema, no quiero que Julieta terminé más afectada…sé que despertará y estará bien.
- Yo sé que lo estará. La llevaremos a Inglaterra con un especialista.
- De acuerdo, yo podría ir también…si tan solo…
- No, Nate. Tú tienes que desaparecer de la vida de mi hija para siempre. –
- ¡NO! –grité- no puede pedirme eso.
- No se lo pido ¡SE LO EXIGO!
- Pero Julieta –murmuré con lágrimas en mis ojos-
- Mi esposa y yo, hemos sido considerado con usted al no acusarlo de violación. Nosotros no buscamos problemas, solo queremos resolver los que ya tenemos. Es por eso que usted debe comprender que no es bueno para mi hija. ¿lo entiende
Lo entendía perfectamente, su padre tenía razón, no era bueno para Julieta, mi amor era toxico, por eso es que mi amor se encuentra debatiéndose entre la vida la muerte.
- Lo entiendo perfectamente, señor. –contesté después de un momento de silencio- Haré lo que me pida, pero antes…necesito que usted hago algo por mí.
- ¿sí?
- ¿Puede comunicarme día con día el estado de Julieta?
- Correcto. ¿Algo más?
- No, nada. –dije derrotado-
- Bien. Por consiguiente, espero que entienda que no queremos estar en el ojo público, intentaremos mantener esta seguridad que hay al respecto del nombre de mi hija, y confiamos que usted no dirá nada al respecto con ella.
Solo logré asentir.
- Todo ha sido terrible, y a pesar de todo, deseamos mi esposa y yo que se recupere pronto.
- Gracias.
Finalmente el papá de Julieta se fue.
Mis lágrimas salían sin parar, ese era el final. Se acabó, mi Julieta y yo no estaríamos ya más juntos. Todo había salido mal, siempre la amaría, pero era lo mejor.
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¡Feliz navid! Lo mejor para ustedes, y comenten qué es lo que deserian tener para el proximo año, yo desearia que mi papá regresara...
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Mi pequeña Obsesión
Teen FictionJulieta Briz una chica de 17 años, a punto de entrar a la universidad, es una chica muy alegre, y cariñosa, aparte de hermosa. Como toda chica de su edad, tiene un amor platónico; Nate Días. Pero últimamente Julieta ha estado sobrepasando su nivel d...