River [kth]

u n o

River era un pequeño pueblo minero en Nevada, no muy lejos de Virginia y alguna vez fue el lugar donde vivió mi madre. Cuando ella tenia diecisiete años escapó de ahí... no por algo malo si no porque sentía que había algo mas en el mundo para ella y ese algo más lo encontró en Minnesota. Conoció a mi padre, se enamoraron, se casaron, llegue yo al mundo y luego él murió. Era militar.

Lo recuerdo poco, yo era muy pequeña cuando mi madre y yo nos quedamos solas, en ese departamento. Desde entonces fuimos solo nosotras dos.

Cuando cumplí diez años, mi madre me llevó a River por primera vez. Era un lugar muy diferente a donde vivíamos, la verdad es que lo odié. Entendí por que ella salió huyendo de ahí. Lo único que amaba de River, era a mi abuelo. Desde esa primer visita regrese a ese lugar cada bendito verano, hasta que cumplí dieciocho y eso fue porque conocí a Jamie de quien me enamore locamente y no quería apartarme de su lado. Fuimos novios por tres años, hasta que él terminó conmigo por irse con alguien más. 

Meses después de eso mi abuelo murió y yo no lo había vuelto a ver en tanto tiempo, me sentí el ser mas despreciable en el mundo. Cuando mi madre se entero, me dijo que se iría a River lo antes posible y que no sabía cuando regresaría, tenia cosas que resolver respecto a la muerte de mi abuelo. En ese momento no me quiso explicar nada y no entendí bien que sucedía pero le dije que la acompañaría. 

Justo estaba buscando un empleo, tras haber terminado la universidad. Se suponía que luego de hacer algunas practicas en un colegio, podría trabajar ahí pero tenia que esperar un poco más. Entonces sin nada seguro que me detuviera, hice mis maletas junto con mi madre, que había pedido sus vacaciones y nos fuimos a River.

Ese verano, el camino seco y desértico, me dio la bienvenida. Agradecí que la camioneta en la que íbamos tuviera encendido el aire acondicionado y no tener que fumarme el aire caliente, ni el polvo del lugar. Habíamos viajado en avión, luego en autobús y al final en la camioneta que era de mi abuelo, la que mi madre solía usar cuando lo visitaba. Alguno de sus amigos que aún vivían en el pueblo, la había dejado para nosotros en la estación de autobuses. 

Me consolaba un poco que ella si lo había visto algunas veces después de que yo deje de visitarlo pero cada que recordaba las ocasiones en que mi madre me dijo que el siempre preguntaba por mi, ese consuelo desaparecía.

— Lillie... Lillie... ¡Lil! 

— ¿Qué? ¿Qué? — abrí los ojos asustada, no sabía en que momento me había vencido el sueño.

— Ya llegamos, ayúdame a bajar las maletas. 

Cuando me enderecé en el asiento vi la casa de mi abuelo. Esa casa que estaba al final de la larguísima calle principal.

Todo lucía igual que antes, bueno, no precisamente, todo estaba más viejo. Bajé de la camioneta y fui a buscar mis cosas al maletero. Mi madre ya se dirigía a abrir la pequeña reja de fierro para entrar al pórtico y después a abrir la puerta principal.

Me quedé un momento en la oscuridad viendo la calle amplia, nada había cambiado. Las casas de los alrededores parecían vacías, solo a lo lejos vi algunas luces. Si antes yo lo creía un pueblo fantasma en ese instante estaba segura que lo era. En ese lugar prácticamente había un alto porcentaje de gente de la tercera edad, quienes eran los que vivían ahí desde siempre pero ahora había gente nueva mudándose cada cierto tiempo, la mayoría eran familias de las personas que ahora manejaban la mina y esas habían construido algo así como una Colonia algo retirada del centro de River para vivir ahí pero visitaban el lugar para comprar lo que necesitaran. 

Realmente esa era la única razón por la cual el pueblo no había desaparecido por completo.

De acuerdo a mi madre, con la llegada de los nuevos residentes de la Colonia, hubo mejoras en: el hospital, en dos de las tres escuela, en el minisuper, también apareció un pequeño cinema, hace un año un cibercafé y modernizaron el bar.