t r e i n t a

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 ¡Deja de comer! Vas a estallar.  el bote a medio terminar de helado sabor chocolate fue arrebatado de mis manos.

 Pero si ya sabías que no pararía hasta terminarlo. 

 Tu madre va a molestarse, siempre que vienen terminas comiendo tres litros de esa cosa. 

 Helado, abuelo... se llama helado.  mi voz suena rara por tener la cuchara adentro de mi boca.

 Bien, ahora dime, Capitán ¿Subirse al techo fue idea tuya o de Wendy?  Mi abuelo me habla en tono serio y sigue fumando mientras espera que le responda.

 Mía.

 ¿Habrá un verano en que no dañen algo en propiedad ajena? 

 Ayudaba a Wendy. Joshua quería besarla, le dijo que antes de irse lo haría y corrimos. El cobertizo de los Hayes, era lo más cercano. 

 ¿Sí? pues ahora tengo que reparar el techo. Agradezcan que estaban esos estantes y cayeron sobre ellos o se hubieran roto una pierna o la cabeza. 

 Te ayudaremos.

 ¡Por supuesto que lo harán! Ya hablé con Marie. 

 De acuerdo.  escucho su risa, después de que ve como me hundo en la silla del pequeño comedor que está en la cocina. Acaricia mi mejilla intentando limpiar la suciedad.

 Anda, ve a asearte, es el turno de que hables con tu madre y le expliques.  intento replicar, pero levanta la mano para que no hable.  Esto no se puede ocultar, Capitán es seguro que ya se ha enterado. 

Suspiro derrotada y me pongo de pie para salir de la cocina.

 Creí que mi nieta era la que le interesaba a ese chico.  le escucho decir y regreso, asomando por la puerta, la mitad de mi cuerpo.

 ¿Yo? ¿A Joshua? ¡No! el verano pasado me dijo que Wendy le gustaba y me hizo prometer no decir nada. 

 Bueno, es mejor, eres una niña, aún no tienes la edad para pensar en chicos.  sé que lo dice medio en broma.

 Tengo catorce años, abuelo. 

 No es suficiente, espera hasta los veinte. 

 En realidad no importa  digo encogiéndome de hombros.  todos los chicos son idiotas. 

 Capitán Pecas, espero que sigas pensado así mucho tiempo, aún cuando encuentres a uno que te haga pensar lo contrario y se te meta en el corazón. "



Escuché como cerraban una puerta de golpe y eso me despertó. Sentía la boca seca y un horrible calor me rodeaba, fue cuando me di cuenta de cuanto sudaba.

— Lillie. — la voz ya no sonaba igual que antes, parecía que ya no estuviera usando algo para distorsionarla, más podía asegurar que era la misma persona que me había metido en ese pequeño cuarto. Sentí como enderezó mi cuerpo tomándome por los hombros y sentándome bien contra la pared. — Quieren hablar contigo.

— ¿Qué? 

— No grites. Te llevaré con ellos. — fui arrastrada hacia afuera de ese lugar.  A través de lo que llevaba en la cabeza podía ver algo de claridad y de pronto me dejó sentada en el suelo, en algún lugar. Lo único que escuchaba eran sillas siendo arrastradas y murmullos. Hasta que alguien se acercó para descubrir mi cabeza.

River [kth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora