River [kth]

f i n a l

Taehyung

Corea del Sur, un año después.

Mi miedo a las alturas, hizo que me mantuviera algo retirado del enorme ventanal que se encontraba frente a mí, de igual forma podía ver desde el lugar donde me había sentado parte de la ciudad de Seúl. Esa mañana de Diciembre estaba fría y el té que me habían servido me ayudó un poco a entrar en calor y a calmar mis nervios.

Hacia algunos años que no veía a mi hermana y cuando sus abogados llegaron sin ella, supe que no nos encontraríamos, pero de todas formas me sentía ansioso por todos los asuntos legales, siempre me sucedía eso. En realidad, yo no tenía que hablar nada con ellos, mi abogado lo haría. Me habían recomendado a Kim Namjoon y resultó ser muy profesional y a pesar de haberlo conocido hace unos ocho meses, cuando todo comenzó, se había vuelto algo parecido a un amigo.

Después de que Lillie se fue, me apresure en resolver lo único que me retenía en River porque quería ir tras ella, pero la situación con la familia de Sarah tardo más de lo que creí. Cuando finalmente me iba a ir a Minnesota, uno de los abogados de mi hermana me contactó para decirme que el único hermano de mi padre había muerto y que la casa de mi abuela pasaba a manos de nosotros. Eso y algunas deudas.

Se suponía que mi estancia en Corea sería corta y volvería a los Estados Unidos pronto, sin embargo, durante la primera reunión de los abogados, ambos estábamos rechazando la propiedad y no llegamos a un acuerdo sobre las deudas. Días después de eso, mi hermana me envió un larguísimo mensaje para pedirme perdón y decirme que aceptara quedarme con la casa; y que hiciera con ella lo que quisiera. Namjoon me aconsejo que lo aceptara y si no quería vivir ahí, lo que era verdad, el me ayudaría a vender sin problema.

Entonces finalmente firmé una cantidad enorme de documentos y eso fue todo: adiós, deudas y ahora tenía una propiedad.

— El asesor inmobiliario ya está trabajando en lo de la venta, no debes preocuparte por eso. Te mantendré informado de cómo va avanzando. — Namjoon y yo íbamos bajando en el elevador del alto edificio en dónde nos habíamos reunido. — Te ves... cansado. 

— No he dormi-do.

— Discúlpame, olvidé que tu horario cambia constantemente. 

Cuando llegué a Corea y al ver que lo del proceso y saldar las deudas llevaría tiempo, busque un empleo. Gracias a algunos contactos que tenía por mi padre, pude trabajar en una empresa dando mantenimiento preventivo a sus sistemas centrales, pero algunos días trabajaba de noche. Ese día, me sentía muy cansado y con sueño porque salí de mi trabajo y fui directo a la reunión. 

Estaba en ese empleo porque lo necesitaba y porque pagaban muy bien.

-—¿Desayunamos? 

Asentí, podría esperar un poco más para ir a descansar, antes de prepararme para mí jornada nocturna. Al llegar al lobby, los abogados de mi hermana estaban ahí... con ella. 

Fue un momento rápido en el que cruzamos la mirada y mi hermana hizo una larga reverencia,  que interprete como si estuviera disculpándose... Por todo.

No nos acercamos, menos cruzamos una palabra. Ella, con los ojos llenos de lágrimas, siguió hablando con sus abogados y caminaron de prisa para retirarse del lugar. Yo no la odiaba, ni siquiera a mi madre la odiaba y en ese momento pedí que estuviera en paz.

Namjoon y yo caminamos algunas calles y llegamos a un pequeño restaurante. Nos sentamos en la primera mesa disponible.

— ¿Estás bien? — me preguntó al verme pensativo y obviamente al haber presenciado lo que antes había pasado.