e p í l o g o

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De nuevo era verano.

Taehyung y yo aprovechamos al máximo los últimos días libres que le habían dado en su trabajo, pero en realidad no descansamos. En la sala de nuestro departamento, todavía teníamos apiladas algunas cajas con nuestras pertenencias, pero estábamos tan cansados por la mudanza, que decidimos dejarlas ahí e ir ordenando poco a poco los siguientes días.

Sus besos me despertaron. Iba dejando un camino de ellos por mi espalda desnuda. Me gire en la cama para abrazarlo y así detenerlo, yo aún tenía mucho sueño.

— Ten-go hambre. — me separé un poco de él para mirar su cara, por su sonrisa, entendí lo que estaba insinuando.

— ¿Qué quieres comer? 

— Pecas. — Tae me abrazo y se rodó conmigo por la cama, para terminar sobre mí. El bendito beso del lunar y la peca me derretía siempre, sin poder evitarlo. Con mis manos acaricié su rostro, antes de que atrapara mis labios y comenzara a besarme sin prisa, como solo él sabía hacerlo.

— No sé qué voy a hacer sin ti tanto tiempo. — su boca hizo un pequeño puchero y rozó mi mejilla con su nariz, para después dejar en ella un tierno beso.

— No pien-ses en eso.

No quería pensar, pero cada día se acercaba más la fecha en que Tae se tenía que ir a Corea para hacer su servicio militar. Creímos que lo eximirían por su sordera, sin embargo eso no lo dejo fuera. Entonces hicimos un plan de que nos veríamos siempre que fuera posible porque yo al fin tenía un trabajo estable que necesitábamos, ya que el nuevo departamento había hecho que nuestros gastos se incrementaran.

A Tae parecía no preocuparle demasiado, parte del dinero de la venta de la casa de su abuela lo utilizo para pagarlo, pero aún faltaba para liquidarlo por completo.

— No quiero hacerlo, pero no puedo evitarlo.

— Mi Lillie, todo pa-sará rápido. — sus labios fueron hacia mi cuello y despacio subieron hasta mi barbilla. Comenzó a besar mi labio inferior, tomando mi rostro con su mano. Los besos de Taehyung eran mi cielo. Sabía hacia donde íbamos, entre tantas caricias y besos, pero escuche una voz conocida que nos interrumpió y eso me sacó una sonrisa, me miró un poco extrañado.

— Tu público te aclama, amor. — él sonrió también, saliendo de la cama. Tomé su ropa interior y se la lancé antes de que dejara nuestra habitación, lo que lo hizo mirarme. — ¡Póntelos! No te estés paseando desnudo como a veces te gusta hacerlo. 

Rápido se colocó los boxers y salió.

Podía escuchar el "Da-da" claramente y luego una pequeña risa. Ahora yo salí de la cama, directo a ducharme para ponerme algo cómodo, porque teníamos bastantes cosas que hacer.

En la sala me encontré con una escena ya conocida: Lexie sentada en su silla, siendo alimentada por Tae.

Esa niña de cabellos cobrizos, lo había vuelto loco desde el día que nació, bueno, en realidad desde que se enteró que vendría a este mundo. Justo el día que nos casamos, le hice un regalo especial a Tae para decirle que sería papá. La cosa es que él que debía esperar hasta el final para abrirlo y no lo hizo, así que se la pasó llorando buena parte de la íntima ceremonia.

Si, solo unas veinte personas fueron testigos de todo lo que Tae lloró al enterarse.

Un año había pasado desde que Taehyung regresó de Corea para ya quedarse de manera permanente en Milton, cuando decidimos casarnos. Después de vivir un tiempo juntos y un par de meses antes de la boda, ambos comenzamos a hablar sobre tener un bebé. Honestamente teníamos un poco de miedo por lo que había pasado con nuestra Bolita, pero cuando el médico me aseguró que no había de que preocuparnos, lo intentamos. A decir verdad, creímos que Lexie tardaría un poco en llegar, más no fue así.

River [kth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora