River [kth]

v e i n t i d ó s

La siguiente semana comenzó con la novedad de que me sentía realmente mal. Nunca me resfriaba, ni si quiera con las heladas que pasaba en Minnesota. Al principio parecía una simple alergia, pero el martes por la tarde, la fiebre me subió bastante, así que permanecí en cama tomando medicamentos y remedios caseros para la gripe.

— Cariño, la fiebre no baja. Deberíamos traer un medico o ir al hospital.

— No quiero ir de nuevo, mamá, me harán muchas preguntas. — Taehyung estaba acompañándome, había ido a comer a la casa y se quedó un momento conmigo para cambiar las compresas empapadas con agua fría, que constantemente ponía en mi cabeza.

— Necesitas algo más fuerte que un simple antigripal, Lil. 

— No, mamá, apenas me tome las pastillas, en unas horas estaré bien. 

Shane iría a recoger a Jacob a la estación de autobuses y mi madre lo acompañaría, pero al ver mi estado, decidió quedarse. Tae, tenía que regresar al cibercafé, sin embargo en cuanto cerrara estaría de vuelta para quedarse conmigo. La tarde se fue muy rápido, dando paso a la noche y entonces de nuevo hubo otro apagón en River.

Salí de mi cama porque estaba sudando demasiado por la fiebre y por el calor. Cuando bajé mi madre estaba encendiendo algunas velas en la sala.

— ¿Cómo te sientes? — me tocó la frente con el dorso de la mano. — Mañana iremos al médico,  Lillie, no me interesa que todo Nevada sepa que no estás embarazada.

— De acuerdo. — me serví agua en un vaso.

— Iré a la reunión para saber qué diablos pasó con la electricidad y volveré. Deberías darte una ducha, cariño, solo ten cuidado en la oscuridad.

— No te preocupes. Tae, no debe tardar.

Cuando mi madre se fue, subí a ducharme, esperando que eso me ayudara con el calor y con la fiebre. Me vestí con una camiseta ligera, unos shorts y baje de nuevo para buscar algo que comer.

Al llegar al final de las escaleras y entrar en la cocina, me di cuenta de que todas las velas  en la casa estaban apagadas.

— ¿Mamá? — Había dado unos pasos hacia la sala, cuando vi venir hacia mi, una figura alta. Quien fuera, iba vestido completamente de negro y estaba usando un pasamontañas.

Apenas alcancé la puerta trasera y la abrí, pero el intruso me tomó por el brazo haciéndome retroceder y la cerro de un portazo. Cómo pude me solté de su agarre y comencé a correr escaleras arriba, en realidad sin pensar, solo quería escapar de él. A mitad de las escaleras, logró tomar mi tobillo, tirando de mi hacia abajo. Sentí golpes en mi cara y en el cuerpo, provocados por el filo de los escalones de madera.

Comencé a gritar porque me arrastró con fuerza hacia abajo, cuando me tomo por ambos tobillos, mientras yo intentaba aferrarme de lo que fuera sin poder lograrlo. Continúo tirando de mi hasta que volvimos a estar en la cocina.

— ¿¡Dónde está!? — la voz sonaba distorsionada, como si estuviera usando algo para que no lo reconocieran. Sentí como soltó mis tobillos pero solo para ahora tomarme por el cabello y obligarme a mirarlo. — ¡Respóndeme!

No podía hablar, ni siquiera sabía de qué mierdas estaba hablando, lo único que salía de mi boca era un chillido agudo, por el dolor que me estaba provocando.

— ¡Vendrás conmigo! — sin soltarme, me levanto del suelo tirando de mi cabello y sujetándome con tanta fuerza por el brazo, que me hizo daño. Abrió la puerta trasera para sacarme de la casa. Cuando estuvimos afuera, intenté liberarme golpeándolo donde pude, comencé a gritar y en su intento por callarme, me soltó, por lo que corrí en dirección a la cabaña. Se que me seguía, lo escuchaba detrás de mi, tenía que llegar a la salida que había al final del terreno, pero era demasiado rápido. Me alcanzó y me hizo caer. Sentí dolor cuando mis rodillas se estrellaron contra las piedras y la tierra del sendero.