< Veinte >

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Observó a Kyousuke detenidamente, sus orejas sobresaliendo de su cabellera azul, la cual se encontraba suelta siendo mecida por el viento.

Su piel blanca, lisa y suave, lo sabía por las veces en las que tomó su mano, ya se para detenerle y hablar o solo por detenerle.

Recordaba el sabor de sus labios, la primera vez le tomó por sorpresa, esperaba algo 0 "rudo" pero a cambio de eso fue suave.

Para él era loco al escuchar hablar o leer en algunos contenidos que expresan sobre el sabor diferente de labios en cada individuo ¿como o porque decían eso?

No los comprendía hasta ese día.

Frambuesa.

Si debía comparar esos delgados y coloridos labios de durazno era con las frambuesas, deliciosas frambuesas.

—Debes despertar –le tenía sentado en el regazo con las piernas a los costados rodeándole la cintura.

No entendió aquello ¿despertar? ¿Acaso no lo estaba?

Sería mal visto. Un delito. Podría perder el trabajo por aquello.

Pero...

—No sabía que tan alta tenias la autoestima... Kyousuke –le tumbó al pasto colocándose sobre él.

El Lican movió las orejas y meció la cola alegre, claramente sin poder disimular la felicidad aún con ese rostro serio.

Unió las frentes, rozó la nariz con la ajena disfrutando de aquel aroma que desprendía el otro, tal vez era el shanpoo, podría ser su aroma propio, no sabía, pero le volvía loco.

Sus labios rozaron, sé sonrieron y por fin unieron en un inocente beso, tranquilo y suave, sintiéndose el uno al otro.

Poco duró para luego separarse, le acarició la mejilla y sonrío —podría ir a la carcel por esto...

Kyousuke le atrajo a él para besarle de nuevo y abrazarle acariciando la espalda —nadie te puede arrestar en un sueño.

¿De nuevo eso?

Y...

No fue broma. Le golpeó el olor a medicamentos, escucho sonidos y murmullos de gente, el ir y venir de personas y el pitido de la máquina.

Entre abrió los ojos, el dolor de cabeza era leve pero incómodo, miro alrededor y dejó la vista al techo.

No recordaba nada, ni siquiera aquel sueño que le mantuvo tibio el pecho, sentía piquetes en la nuca.

—Hasta que despiertas –Ishidou entraba acompañado por el médico.

—¿Cómo se siente? –típica pregunta de cualquier médico.

Tardó en dar una respuesta –me duele la cabeza...

—Tuvo suerte, le trajeron a tiempo o de lo contrario hubiese muerte de un derrame, los paramédicos le detuvieron el flujo de sangre antes de llegar al hospital –comentó el médico revisando la tablilla donde venia la información y expediente de Shuuya —le tendremos aún para observación, los golpes en la cabeza son más graves de lo que parecen.

Dicho esto y unos cuantos detalles más, dejó a ambos solos en la habitación para que charlarán. Shuuji movió una silla colocándola a lado de la cama de Shuuya y tomar asiento.

—¿Recuerdas algo de lo que pasó? –cuestionó, no quería presionarle, de hecho ni siquiera el médico lo había hecho, pero que le llamasen en la noche del hospital diciendo que Shuuya había recibido un fuerte golpe en la cabeza y, más aparte que dos híbridas se encontraban presentes derramando mieles, para luego empezar una lucha campal dentro de la habitación donde el hombre se encontraba también no era algo que pasara a diario o frecuente —¿lo que sea?

Dejo de ver el techo para fijar la mirada en el otro y tomar aire, trató de recordar lo sucedido, pero nada. Negó al otro quien bufó.

—¿Te suena Aoi Sorano y Natsumi Raimon? –siguió, algo debía de encontrar o recordar Shuuya.

De nuevo, hizo el intento de recordar un poco, salió algo —yo... visite a mi familia, a mi madre y hermana... mi auto descompuesto... llovía y regrese en metro... ¿cuánto tiempo llevo...?

—Tardaste en preguntar eso, llevas una semana –los ojos de Shuuya se abrieron más de lo normal dándole un piquete en la cabeza por dicha acción —relájate, el padre de Natsumi volvió ante la noticia de que su hija se vio involucrada en una revuelta dentro de una casa ajena, siendo esta casa de un docente con el cual trabaja y que deja no muy buena reputación, además de que la estudiante Aoi también se encontraba en el sitio.

Goenji le miro esperando a que hablara todo lo que sabía, Ishidou tomó aire para proseguir —una vecina escucho ruidos raros en lo que es tu hogar, salió para poder hablar contigo pero, una sombra de alguien le hizo retroceder y escuchar el estrépito de dentro, fue a llamar a la policía, y por suerte una unidad rondaba cerca de ahí. Te encontraron desmayado en la sala y la sangre en la nuca. Natsumi y Aoi fueron llevadas detenidas por... digamos que...

—Habla

—Bueno, sospechosas, pero encontraron que alguien más estuvo ahí, ellas entraron en celo y se atacaron pero hubo alguien más que, al parecer fue a defenderte.

Parpadeo ante aquello, uso la mano para sostener el rostro y cerrar los ojos para pensar. Abrió los ojos y por poco cae de la cama en su intento de ponerse en pie.


El día dio inicio con una suave llovizna, todo era como cualquier otro día hasta que un par de reporteros llegaron al lugar, y no solo eso, policías y el director Raimon más serio de lo normal.

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