<Doce>

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«Salto»




La escuela ya no fue la misma desde aquel día, como tampoco los alumnos. Las hembras híbridas paseaban con aún más seguridad por los pasillos, con aromas que llegaban a marear a algunos.

Taiyou se deprimió de tal manera que había dejado de asistir, no respondía llamadas o mensajes y sólo estaba encerrado en su cuarto.

Por otro lado, Yukimura no podía deslindarse de aquella híbrida que no le dejaba, literal, día y noche; deprimiéndose de tal manera que tuvo que recurrir a terapias.

Hakuryuu seguía igual de reacio. Era inútil intentar hablar con él, y más al ser alguien que dejó su lado racional y dejar a su animal actuar, causándole graves problemas que le causaron ser expulsado por un mes.

Todo esto dio paso a Aoi que siguiera asiendo sus actos aún más descarados, y seguir buscando tentar a Shuuya, algo que Natsumi noto y que no tardaría en hacer algo.


—Esto es... molesto –dijo Masaki colgando boca abajo del árbol observando cómo todo de ser alegría a dar asco.

Sentado en la rama del árbol a un lado de él, Matatagi y Hyura asentían ante aquel comentario que irritaba demasiado al de cabellos azules —esas perras...

Hayato rió leve alzando la ceja —creí que el mal hablado era yo –sintió la mirada de Masaki, una muy negativa que le hizo sonreír nervioso —estoy jugando amor.

Rodó los ojos —al menos Shindou y Kirino no han tenido problemas con esto.

Habló demasiado rápido, observo que en uno de los pisos del edificio del frente la madre de Takuto hablaba seriamente con la directora mientras Shindou abrazaba protectoramente a Ranmaru.

Frunció el ceño, la mujer de cabellos rojizos hizo pasar a la madre y joven pareja a su despacho donde ya no pudo ver más, chasqueo la lengua.

—¿Lo viste? –arrugo el entrecejo Kirina a lo que Masaki asintió —no se que pretenda esa mujer, pero está en mi lista.

—¿Sigues con lo de Aoi? –cuestionó el moreno. Kirina asintió —no mal gastes tu tiempo –ambos le vieron con reproche —no mal interpreten, pero, debemos de disfrutar lo poco que tenemos en vez de oscurecer nuestro tiempo en alguien que no vale la pena.

Masaki fue a él y le abrazo pidiendo mimos que bien recibió, al menos aquel lugar era poco visitado por los alumnos, Kariya se frotó contra el pecho de Matatagi —si esas hembras hambrientas se atreven de nuevo a hacerte algo... te daré una paliza.

—¡¿Por que a mí?!

—De esa manera, nadie querrá estar contigo y yo te consolaré y cuidare.

—Tiene sentido pero...

—Masaki –llamó urgente Hyura regresando la vista a la puerta de la directora Natsumi —esa perra...

Kyousuke comía su almuerzo sólo en la cafetería, Tenma y Shuu no los había visto, era extraño, ante todo aquel alboroto que se armó ante su ausencia, poco sabía de la pareja.

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