<Once>

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«Durazno»



Kyousuke se apretó el puente de la nariz y respiro contando, no hasta diez, sino a veinte inhalando y exhalando lo más tranquilo que podía.

Hyura le contó a detalle lo que pasó, ya que, después de los sucesos y dos días después de ellos, él había regresado y dándose cuenta de cambios demasiado extremos que jamás creería que pasarían si no los veía con sus propios ojos.

Hakuryuu estaba que, literal, mordía a quien se le acercara, y vaya que tuvo que golpearle en el rostro en los cubiculos de los baños para que no les riñeran. Shuu estaba ido más de lo normal, Masaki había faltado, aquello entraba en el top tres de los más extraño, y es que los padres de Masaki le castraban por faltar; y lo que va en primer lugar del top y que en verdad le hizo ver que algo realmente malo pasaba ahí era que Taiyou no brillaba.

No era un brillo como de la luz de una lámpara o los rayos del sol, aunque algo semejante, más bien su sonrisa que, sin admitirlo, daba energías.

—La hija del director dijo eso... por qué Haku saltó a defender a su Alma, es ridículo. Las híbridas solo usan para tener placer en esta etapa, al ser adultas es cuando buscan algo realmente serio.

—Bueno... ella declaró que merecen mayor respeto y libertad que nosotros los híbridos ya que esta sociedad es un mierda y le dan más privilegios a los chicos.

—¿Que fue lo que realmente detuvo a todos? Se que esas palabras se las pasarían por las bolas.

Se puso nervioso, demasiado notorio para dejar ver que aquello era más grave —les hicieron dudar entre ellos.

La puerta se abrió de golpe, la secretaria hizo todo lo que pudo por detener al chico pero fue inútil.

Avanzó con paso firme hacia la mujer de entallado vestido quien no se inmutó. El aroma le dio asco, muy dulce, tal cual como todas las zorras que buscan presas.

No le importaba si fuera la hija del director, no tenía ningún derecho de hacer lo que hizo.

—Tsurugi Kyousuke ¿te sientes mal? –fingió preocupación —¿alguien te está molestando de nuevo?

—No sea ridícula.

—Bueno, si no es nada... entonces no tienes por qué entrar así, puedo castigarte por ello, además de que ya es hora de que vuelvas a tú aula, Kyousuke –alentó las palabras en su nombre.

El chico gruño, realmente no le importaba si lo expulsaban —esta escuela mantiene la equidad, respeto, la igualada y solidaridad. Aún si tenemos diferencias... se respeta el Alma de quien ya tiene.

La mujer río con ganas al escuchar aquellas palabras de un mocoso híbrido ¿que podía saber él? Se iba a divertir mucho —bien... hablas de ello ¿tú Alma no está siendo coqueteado por alguien más fuera de tus narices?

Y antes de poder responder, Shuuya llegó con papeleo a la oficina, fue ahí donde el juego que quería jugar Natsumi, se puso interesante.

—Profesor Shuuya, déjeme le ayudó un poco con eso –realmente no era nada lo que llevaba, papeles solamente.

—No es necesario... –esquivó a la mujer.

Kyousuke se acercó a este —no me siento bien... podría... ¿acompañarme a la enfermería?

Una pelea entre híbridos por un hombre no era para nada algo que se le deseara a alguien, y es que podían llegar a olvidar por completo lo racional.

—Ustedes dos comportense ya.

Aquello no se lo esperaban. Aún si era un humano simple, en una estancia con dos híbridos buscando su atención, Shuuya Goenji no sucumbiría.

No lo hizo con Aoi ¿que les haría pensar que ellos podían hacerlo? Miro a ambos con desaprobación.

—Kyousuke, ve a clase y di al profesor que saliste por qué yo te mande a llamar, Natsumi, será mejor ponernos al día.

La mujer salió de aquel trance, tomó aire cerrando los ojos y sonrío entre abriendo sus orbes —tienes razón, que tonta soy. Tsurugi, me disculpo –se inclinó leve.

Pero de lado de Kyousuke, este estaba internamente en shock, esa mujer... en verdad estaba por lanzarse al todo por el hombre entre ellos y... de la nada... con sus palabras...

Aquello era una trampa, tal como Aoi hacia con Matatagi, frunció el entrecejo pero Shuuya le hizo inclinarse aún contra su voluntad.

—Será mejor que lo lleve yo personalmente, volveré en unos minutos para hablar de los pendientes –dicho esto, ambos salieron.

Caminaron por los pasillos, pero no al salón de Kyousuke, sino al de talleres donde no había nadie, Shuuya lo metió en uno de ellos y cerró la puerta asegurando que nadie les viera.

—¿Me va a castigar? –soltó Kyousuke creyendo que Shuuya estaría de lado de aquella corra, pero no se dejaría —no dejaré que esa este contigo ¿quedó claro?

Tomó aire y presionó sus sienes —te estoy ayudando, no pienses lo... que...

Que Aoi y Natsumi se le insinuaran no le hizo ninguna reacción a comparación  de lo que Kyousuke le causaba, y más aún si el mismo se confesó que aquel chico híbrido le gusta.

Se sonrojó por la cercanía, las manos del chico sujetando las suyas y olfatear su cuello. Ya lo había visto, pero no creyó que aquello en verdad se sintiera tan... ¿bien?

Un beso en la mejilla y aquel calor se disipó —no quiero nada que usted no quiera, pero, lo diré algo... no quiero verlo con alguien más... hasta que... encuentre a alguien más que usted.

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