< Diesiseis >

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« Cacería »



Taiyou no intento acercarse a Yukimura como este a él por un tiempo en el que ambos de cayeron y se rodearon de muros, esto hasta que Kyousuke con su taladro de palabras nada cuidadas derrumbó el muro Amemiya.

De nuevo todos en clase, y con los de baloncesto llegando con una victoria, las cosas por un lado se vieron y sintieron normales como cualquier otro día de escuela.

—¡Déjalo! –gruño la híbrida a punto de lanzársele encima cuando Taiyou le sujeto por los hombros sin dañarla, o lo menos que pudiera.

Kyousuke sujeto por el cuello sin apretar demasiado a Tenma quien le veían sin entender —eres libre de amar y cambiar cuando quieras, pero al menos se hombre para cerrar círculos.

Natsumi y Aoi no perdieron de vista lo que sucedía en el pasillo, acto iniciado por Kyousuke. Matsukaze, en una errónea idea por cuidar a Shuu, de estar con una de las Mellifer de Aoi para que no le hicieran daño.

—Kyous... suke... –intentaba retirar las manos de su cuello pero era inútil.

La mirada de Kyousuke dio con la de ambas chicas, Raimon y Sorano —el hecho de que no tengan una pareja por estar de zorras no significa que sea nuestra culpa. Soltó por fin a Matsukaze —nosotros no andamos con uno y otro como ustedes ¿que quieres decir con que nosotros, los híbridos tenemos mejor trato que ustedes? Es lo más estupido.

—Joven Kyousuke, le pido por favor me acompañe a la dirección para tratar mejor este asuntos y...

—Metase por el culo sus palabras bonitas. Ya lo eh dicho, y es la verdad; quien quiere algo respeta para que le respeten ¿tenemos la culpa de que las Millefer tengas que estar con uno y otro? No, es su naturaleza y no hay más que se pueda hacer por ellas, respetamos escucharlas por todo la escuela con sus gemidos, pero hay un límite.

Shuu se acercó con el ceño fruncido a Tenma quien quería decir algo, más las palabras no le salían, y la Mellifer se lanzó a los brazos de Matsukaze llorando para sorpresa del par y ser el centro de atención.

—¡Perdón por ser una puta entonces! ¡Perdón por nacer con esto! ¡Pero...! Pero... –sus orbes lilas chocaron con los oscuros de Shuu —¡Yo en verdad quiero a Tenma, y se que él siente lo mismo por mí! Es tan amable... él... me ah ayudado a ser diferente...

El corazón de Tezcalt se rompió. Por qué en verdad veía en los ojos de ambos verdad, sinceridad clara que le dolió, pero no de odio, sino de ver una realidad que temía.

Siempre deseó el bien de Tenma, y desde que se conocieron, nunca se habían separado o experimentado con otros como Masaki o Kirino. Cayó al suelo sobre las rodillas y tomarse el pecho con una mano asustando a todos y ser socorrido por Tenma, Kyousuke y la Mellifer.

Lloraba con una sonrisa demasiado ancha hasta para él.

La risa de Natsumi resonó, a diferencia de Aoi quien si sintió un poco de lástima por el chico.

Afuro llegó a tiempo para llevar al chico a la enfermería, al parecer era solo un golpe de realidad lo que tenía, por lo que le dejaron quedándose Hakuryuu a su lado, ya que antes que Tenma o Tsurugi, Haku le conocía de más tiempo.



Corría por los pasillos para llegar al segundo edificio, segundo piso donde se encontraba la enfermería.

—Bla bla bla Hakuryuu bla boa enfermería.

Con eso fue suficiente para que Munemasa saliera corriendo en busca de Hakuryuu. Pasaron cosas, lo sabía, tomó distancia, estaba más que claro y casi comete un acto del cual se hubiera arrepentido. No sabía si después de unos días el aroma de Lika salió de su piel, era lo de menos ahora.

Abrió la puerta de golpe sin tener presente en mente que enfermería como biblioteca son sinónimos de silencio.

La pequeña oficina de la enfermera apartado por un muro pequeño de blancas cortinas del techo que igual, apartaban los espacios para la privacidad entre camillas.

Camino con el corazón en la mano, mirando por cada uno y recibir por parte de una chica un golpe con el calzado.

Dos camillas más y en la fila derecha en la cuarta camilla estaba Hakuryuu sosteniendo la mano de Shuu. Aquel perfecto rostro brillaba por el choque de la luz en este que lo dejo deslumbrado a tal punto que recibió otro golpe de calzado por Haku y traerlo a la realidad.

Sacudió la cabeza y se acercó hasta donde el gruñido de Hakuryuu se lo permitió —escuche que tú estabas en la enfermería y...

—Tenma dejó a Shuu... —aquello le impactó más que los dos golpes de calzado junto. Ambos miraron el desarrollo de esa hermoso relación crecer —¿cómo...?

Apretó un poco el agarre a Shuu —Shuu es fuerte... solo... hay que darle tiempo –sobre su mano se posó la de Ibuki.

—Tendré que preparar el maratón de películas de terror y mi lasaña especial –sonrío Ibuki.

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