< Veinticuatro >

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Hakuryuu e Ibuki andaban por un parque con total tranquilidad, su relación mejoraba y hablaban con mayor confianza, y no era que antes no lo hicieran, pero por las cosas que habían estado pasando, agregando la muerte de su amigo cercado Shu y el devastador evento que dejó por unos días a Kyousuke encerrado en su cuarto, los había puesto a reflexionar.

Tomaron lugar en el verde pasto y Hakuryuu se abrazo a la cintura del más alto quien reposo la espalda al tronco de un árbol.

—Que año tan duro... –habló después de unos minutos de silencio reflexivo Hakuryuu.

Munemasa asintió dejando de acariciarle los cabellos al bicolor,  quien había dejado suelta su cabellera larga, pero al estar atada, no se notaba mucho —Crees que Kyousuke... ¿estará bien?

Tardó un poco en atender aquella pregunta, a la cual realmente no le tenía una respuesta —no lo sé... –notó su cambio, la tristeza que pocas a nulas veces mostraba –solo no quisiera perder a un amigo más...

—Chicos –llamó Kirino, quien llegaba abrazado por el brazo de Shindou —creí que si asistirías al torneo —habló Takuto al albino.

—Me di un tiempo para mí, además, mi Ryujin necesita de mí en estos momentos –apegando más a su pecho a Hakuryuu, quien se apegó a este y verles por el hombro.

—Entiendo –sonrío Shindou para apegar a Kirino más a él.

—Qué pequeño el mundo es~ –se escucho la inolvidable voz de Masaki, quien llegaba sobre la espalda de Matatagi quien le cargaba de caballito, este le había dado una buena sesión de sexo en la noche —¿acaso siempre nos estaremos encontrando? Que aburrido –siguió Kariya.

—El molesto aquí eres tú –riño Ranmaru mostrándole los dientes.

Masaki río ante aquello y miro al bicolor —te vez... ¿de la mierda? Vamos, Kyousuke estará bien.

—¿Cómo sabes que es por él? –siguió Kirino.

—Con Shu lloro como Magdalena, es obvio que por su amigo que queda en pie este mal –respondió.

—Sólo porque se cree que este en cinta y que se supo que estuvo con un maestro, no es motivo para llorar –comentó Hayato siendo el blanco de las miradas asesinas de los presentes, les miro por cierto tiempo a cada uno, incluso a su pareja —¿que? Al final las mentiras se descubren, es realmente impresionante que aún no se sepa lo de Yuuichi con Ishidou.

De nuevo, todos le miraron.


Ishidou daba vueltas fuera de la celda donde Shuuya se encontraba preso, y es que haber tenido relaciones con un menor era un delito que se pagaba con más de treinta años de prision.

—Te lo dije... te lo advertí carajo –gruñía y mascullaba entre dientes, se detuvo y le miro —¿porqué no me escuchaste? –no necesitaba respuesta, ya bastante con no haberle ahorcado el era algo. Suspiro pesado y cansado.

Al menos le dejaron darle una manta y un cambio de ropa después de tres días de haber estado en custodia.

Aquello había sido todo un caso, y la gente estaba sobre ello como termitas a la madera. Un chico menor de edad, híbrido siendo violado por un profesor, claro que, aquello la prensa lo había alterado.

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