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Más de uno le había dicho que ser maestro en una escuela que acepta a híbridos era demasiado peligroso, y aún con eso, no se detuvo a pensar y solo se lanzó a aquella oportunidad.
No tenía nada en contra de ellos, al contrario, los seguía viendo como personas. El juicio después del mes llegó a la conclusión de que Natsumi estaría presa dos meses más, pero esta vez seria arresto domiciliario, después de ello un orden de restricción hacía Shuuya, el hogar del afectado o su trabajo, de igual modo su cédula para dar clases se le fue retirado y ya no podría estar de docente o de un cargo como directora o relacionado a ello.
En cuanto a Aoi, la chica sería transferida a una academia de señoritas híbridas para controlarse y poder relacionarse con los semejantes.
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Ahora, Shuuya se adaptaba a la nueva escuela, nada fuera de lo normal, con alumnos y maestros comunes, demasiada tranquilidad.
Finalizando la jornada, y recargado sobre el cofre del auto Kyousuke le había estado esperando, algo que no esperaba, de hecho, pensaba que el chico se había olvidado de él.
Había pasado tiempo y sería normal que se olvidara el uno del otro, además, no eran nada más que alumno y maestro, dejando de lado algunas acciones del Lican que pretendían querer algo más, y lo peor del caso es que lo sabía y el mismo estaba incitando a lo mismo. Y claro que estaba mal ello, por ende, cambiar de institución por ese lado también había resultado beneficioso.
Tener una relación con un estudiante no era para nada bueno, si con un semejante docente no lo era, ahora con un alumnos que además era híbrido menos, pero las cosas cuando las cosas empiezan, es difícil pararlas.
Un caso semejante era el de Ishidou con Yuuichi, no estaba en contra de las relaciones, pero como era claro, estudiante y maestro no era una buena ecuación.
Como algo rutinario, llevó al chico a casa para poder después retirarse. Apago el motor y quedaron en silencio, esperando algo.
—Espero que estés mejor en tus clases... ya que no estoy para salvarte –hablo por fin Shuuya pasados menos de cinco minutos de esperar —y que estés llegando temprano.
—Mes y medio... ¿y es lo que se te ocurre decir? –reprocho Kyousuke enojado —¿preocuparte por mis horarios y clases?
—Como tu antiguo profesor, es claro que me preocuparé por ti y tus estudios, son la base para lograr ser alguien –le miro —tu hermano y amigos también se preocupan por ti, no les falles.
—¿Y ahora sacas a mi hermano y amistades? –era el colmo para Tsurugi, por lo que se desabrochó el cinturón de seguridad y, colocó aún a la vista de algunos pocos que transitaban por ahí, sobre las piernas de Goenji quien claro intento evitar aquello —no quiero escuchar eso. Estuve preocupado por ti, después de una semana logre saber de ti, me dije a mí mismo esos días que estabas bien pese a la sensación de que no. Estuviste con dos arpías que pudieron hacerte daño.
Hubiese contestado a aquello, de no ser que los labios de Kyousuke al pasar de los días y después del último beso le sabían también bien, que no quería separarse, o tal vez eran las feromonas del chico actuando.
Se mantenía lo mejor posible, sin denotar su preocupación por Goenji. Esperaba la respuesta de la pareja de su hermano, la cual llegó a los dos días que la pidió, y hubiese ido ese mismo día, de no ser por la condición del novio de Yuuichi, quien advirtió que esperará cierto tiempo par verle.
—Kyousuke –le llamo Asuto, y detrás de este se encontraba Hikaru tembloroso —hay algo de lo que queremos hablar contigo.
—Vamos a mi habitación... –ronroneo al oído de Shuuya. Estaba excitado, después de tanto tiempo, podría tenerlo.
Buscaron un lugar donde poder hablar tranquilamente, Hikaru no soltaba el brazo de Asuto, quien le pedía de la mejor manera posible le dejará.
—Nos queremos disculpar contigo –fue directo al asunto.
Alzó la ceja sin dejar de verles –¿a que viene eso?
—Nosotros... tuvimos que ver con lo que te pasó en los baños –contó Inamori –aún si fuimos obligados... no es excusa, y se que tampoco una disculpa resolverá lo que paso, pero al menos... queremos que los sepas.
—Otras chicas que no son híbridas nos pidieron eso, de lo contrario...
—Entiendo. Bien –fueron la cortas palabras del chico.
—No vuelvas a hacer eso –fue la respuesta de Shuuya quien abrió la puerta –ve a casa.
Frunció el ceño y cerró la puerta moviendo el respaldo del asiento y pegarse a Shuuya —esto no es solo sexo –declaró el chico –lo sabes, te lo dije.
—Bájate, Kyousuke.
—¿O que? ¿Que puedes hacer? Lo deseas también como yo, puedo sentirlo.
—Kyousuke.
—¡No! Te deseo y quiero aparearme contigo, así sea en... –fue tomado por el mayor, Yuuichi quien aquella vez llegó temprano y, que logró olfatear a tiempo al menor –¡suéltame!
Claro que no le soltaría, dio una mirada a Shuuya y se fue con Tsurugi a la casa. Goenji respiro, su cuerpo tembló y sentía caliente la zona baja en su entrepierna.
Suspiro y quedó recostado un poco para ponerse luego recto e irse de ahí.
Por otro lado, Kyousuke pataleaba, mordía y golpeaba al mayor soltándole mil y un insultos hasta caer en la cama y ser encerrado —¡maldita sea Yuuichi!
—Es lo mejor –respondió el mayor.
«No quiero que pases por lo que yo»pensó el mayor. Tal vez era egoísta, pero, una parte decía que aquello sería lo mejor.