< Veintisiete >

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Pasaron unos días, Kyousuke fue al psicólogo para controlar sus impulsos en cuanto a querer estar sobre Goenji todo el tiempo debido a su inseguridad, lo que provocaba aquellos arranques y el celo con frecuencia. Los días pasaban con tranquilidad y sin ningún incidente ante la atención que recibía el Lican.

Las clases normales, Shuuya trabajando con mayor tranquilidad, estaba feliz por eso, demasiado no solo por lo laboral, sino también por su estable relación con Kyousuke.

—¿Maestro? –cuestionó la madre del chico mirándole sobre el hombro mientras preparaba la comida. Sonrío —ya veo.

—Quiero enseñar a la gente, que aprendan y sean mejores personas.

Sonrío por aquel recuerdo. Se acomodó los lentes y siguió revisando los exámenes en su cubículo, afuera el frío hacía saber que las fiestas decembrinas estaban a nada; cuando escucho un leve golpeteo, alzando la vista se encontró con Akio quien alzaba un six de cerveza.

Minutos después ambos estaban en una parque tomando cada uno una cerveza observando a los niños jugando.

—¿Cómo va todo? –cambiando la conversación de temas random sobre el trabajo —ese chico ¿aún sales con él?

Shuuya dio un sorbo y asintió —es y será mi pareja, lo amo y... cuando cumpla mayoría de edad nos casaremos.

Silbo ante aquella respuesta —Ishidou y tú están locos en serio –se burlo y meneo el bote con cerveza —pero que bueno por ustedes, el amor sincero es el amor limpio y respetable. Aunque la edad... en fin. Con que sean felices y no tienten tanto las reglas de la sociedad, estarán bien.

Siguieron charlando otro poco hasta que el sol dejó de estar en el firmamento.


—¡Felicidades, serán padres de gemelos! –narró Yuuichi a Kyousuke y Goenji —y de ahí se desmayó y quedó en observación una hora hasta que despertó creyendo que era un sueño.

Kyousuke se carcajeó por ello mientras Shuuya se frotó el rostro con la mano, su amigo era alguien que podía sorprenderle por sus reacciones y acciones, un ejemplo es cuando le comentó que salía con Yuuichi cuando era estudiante de segundo año, y desde ahí hasta ahora, y agregando reciente que sería padre.

—Felicidades, hermano –estrecho el menor de los Tsurugi al mayor.

—Que te quede claro... que no tienes tú por qué adelantarte a esto, sigue estudiando –le susurró Yuuichi sonrojando al menor quien cubrió el rostro.

El celo nadie lo controla, es la manera en que el cuerpo del híbrido pide ser fecundado para traer nuevas crías, pero, no significa que la pareja no pueda cuidarse.


—Shu... Shuuya... –jadeo Kyousuke al moverse sobre Goenji quien le sujetaba de las caderas penetrándole despacio.

Se repartían besos por el rostro, caricias suaves en el cuerpo, las miradas cómplices en aquel acto que demostraba su amor profundo.

—Te amo –le acercó con la mano en la nuca y beso pasional para acelerar las embestidas ahogando los gemidos del otro al correrse entre ambos.

Aquella semana Kyousuke había estado más necesitado de lo normal, y cada noche al llegar del trabajo Goenji no tenía tiempo de nada más que retirarse la ropa, Tsurugi sele lanzaba cual bestia a sus brazos, frotándose contra aquel cuerpo para calentarlo a como el suyo.

Salió del interior y retiro el cuarto condón con sus espermas, le hizo nudo y tiro al cesto con basura, tomando la caja con pañuelos desechables y limpiar a ambos.

Kyousuke quedó de espalda a el abrazado a la almohada agitado y gustoso, el aroma a hombre de Shuuya le enloquecía.

Goenji por su parte, estaba exhausto, se puso en pie para darse una ducha pero fue devuelto a la cama por los brazos de Kyousuke quien le empezó a besar de nuevo. Debía pararle, ya que los condones se les había acabado.

—Para, Kyousuke ¿acaso quieres dejarme seco? –dijo en broma tomándole las manos —¿acaso no haz tenido suficiente?

El chico rio montándose en el —no puedo evitarlo, eres tan sexy que... el impulso es solo. Te amo demasiado, Shuuya, que es mi mejor modo de demostrarlo.

—También te amo, Kyousuke. Pero hay que detenernos por hoy.

El chico bufo pero acepto.

Ya mañana sería de nuevo otra sesión.

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