«Campo»•
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Natsumi Raimon no tenía por qué preocuparse o inquietarse, no debía temer o sentir miedo por algo o alguien.
Una mujer como ella, bella, con un estatus social y un cuerpo de envidia, inteligencia y un poder de seducción.
Con ello en cuenta ¿por qué tenía problemas con un chico menor de ella?
Ante él evento provocado por Kyousuke, parecía que la escuela y algunas alumnas comenzaron a seguir aquel lobo, volviéndose de popularidad. Y, teniendo a Shuuya como un escudo, le revolvía el estómago del enojo.
Una mañana como cualquier otra, daba su vuelta diaria por los pasillos, cuando directamente ella miro al chico que venía de frente con total calma.
Apretó la tableta que llevaba presionada sobre su pecho y saco una forzada sonrisa.
Tsurugi no se inmutó. Pasó por un lado de ella, entró al salón ocupando su habitual lugar y observar por la ventana.
El maestro en turno entro al salón.
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Aoi lanzó un último gemido antes de venirse en aquel órgasmo, el chico en turno, mayor que ella no era nada mal, pero seguía con la idea de que Shuuya fuera quien le provocar aquellas reacciones, se quitó de encima, limpio y subió las bragas para acomodar su falsa como cabello.
Salió de los baños con total cautela, no se había dado cuenta de que la campana había sonado ya.
Camino a su aula, no era raro que llegara tarde, incluso para los maestros, pero, antes de entrar al salón su acción fue detenida por Natsumi.
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—No veo en qué momento nos veamos beneficias en esto –respondió Aoi después de haber escuchado a Natsumi, cruzó las piernas —dices dejar a Kyousuke hacer lo que quiera como la reina de carnaval.
Asintió —dar libertad es ver el terreno en que juega, darle ese empujón de que en verdad las cosas podrán estar bien, y cuando esté cómodo con esa libertad, cometerá un error, y ahí ambas tendremos beneficios.
—No sé si no lo ha notado, directora, pero Kyousuke es inteligente. No caerá en algo simple.
—Cierto... el tal vez no... pero si sus amigos, y el vela por el bienestar de ellos.
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Los días transcurrieron como cualquier otro.
Kirina tomó el brazo de Asuto como solía hacerlo y lo arrastró ante la mirada de todos hasta los baños donde los que estaban dentro al ver aquella escena salieron de inmediato.
Lo estampo contra la pared mirándole con enojo —¿porqué demonios estás con ella? En serio ¡¿porqué?!
Asuto miro hacia los lados con nerviosismo, para luego dejar fija la mirada en Hyura quien no bajaba la guardia.
—Solo... antes podrías soltar mi brazo... en verdad... lo valoro mucho –hablo el chico sin dejar de verle —por favor...
Kirina obedeció y le soltó, dio vueltas por el lugar y se detuvo a verle —no comprendo... –suspiro y se agachó abrazando sus piernas —te está engañando... delante de tus ojos...
Desvió la mirada y se colocó en cunclillas como Hyura —ella dice que cambiara, es algo natural de ellas y... quiero pensar que en verdad hace todo lo posible por cambiar...
Chasqueo la lengua —ya lo haz dicho, es algo natural de ellas, por ende no cambiará. Debes de dejarla antes de que te lastime o peor.
Río leve —te preocupas mucho. Se que tienes razón... solo que... si la quiero en verdad ¿Hyura? ¡¿Pero que?!
De un momento a otro, Kirina se fue sobre Asuto y le beso, siendo correspondido por el otro quien le tomó de las caderas y pego más sacándole un gemido entre el beso.
Un minuto después el beso no fue suficiente, Kirina deseaba más, así que deslizó la camisa del chico y la suya para tener más contacto físico, los que entraron al baño no tardaron en salir corriendo y dar aviso a un maestro sobre lo que sucedía en el baño.
Aquella noticia no tardó en llegar a los oídos de Aoi y de Natsumi.
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Kirina estaba rojo de vergüenza por aquel acto que había cometido y que con él se llevó a su compañero Inamori, tuvo relaciones con él en el baño, sin dejar que Asuto aún tiene una novia, se cubrió el rostro rojo.
Su abuela no tardó en llegar después de ser llamada con urgencia, por suerte un chico tenía pastillas para bajar el ceño de Hyura.
—Es un comportamiento que no esperaba ver en un alumno como si nieto, espero que este acto no vuelva a ocurrir –hablo con seriedad Natsumi.
—No crea que no se lo que pasa en este lugar, jovencita. Lo sé muy bien, y lo que mi sobrino hizo no es nada comparado a lo que esas chicas hacen, pero igual estese tranquila, no volverá a pasar algo como eso, mi nieto es un buen estudiante.
Dicho esto o mujer se retiró llevándose consigo a su nieto y dejar a Raimon con las palabras en la boca.