Capítulo 25

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Hades.

Nunca había conocido una mujer tan terca.

Acabo de abrirme con ella. Por fin le dije aquello que tanto me había costado decir en todo este tiempo y ella solo finge desinterés.

Baja las escaleras con rapidez y no dice palabra alguna. Su cabello sube y baja por la rapidez en la cual baja los escalones.

Me divierte tanto verla nerviosa.

Permanezco en silencio y simplemente camino detrás de ella.

Caminamos hasta un pequeño parque que se encuentra algo retirado del edificio.

Merlina se detiene al lado de un banco a mitad del camino, se sube en este y se acuesta sobre el.

Rápidamente me aproximo a ella. La temperatura está bastante baja, por lo que hace mucho frío... debe estarse congelando.

- Merlina- le dijo manteniendome de pié frente a ella.

No responde.

- hace frío- digo cerrando los ojos con frustración. Mi paciencia ya se acabó. 

Alzo su cabeza con una de mis manos y me siento del mismo lado, permitiéndole recostar su cabeza en mis piernas.

- tengo frío- se acurruca acercandose más a mi cuerpo. Instintivamente aparto mi chaqueta y la coloco sobre ella.

- hay que volver a la habitación Merlina- acaricio su cabello.

- si claro- hace una mueca con sus labios- para que puedas irte y dejarme tirada allá- sonrío.

Está más que claro que no quiere que me vaya.

- me quedaré contigo- le sonrío.

Levanta su cabeza y noto cierto brillo en sus orbes. Sabía que eso era lo que querías escuchar.

- ¿pero y el negocio?- pregunta frunciendo el ceño.

- puede esperar- sonríe.

Sería capaz de bajarle la luna si tengo la certeza de ver esa sonrisa.

Ya me resigne, no puedo alejarme de ella.

Se levanta del banco y sostiene mi abrigo.

- tomar- me lo tiende.

Lo tomo y se lo coloco sobre los hombros. Está muy fría.

- estoy bien Merlina- le digo tomando una de sus manos y caminando en dirección al cuarto.

Ya se aproxima diciembre, los árboles ya no tienen hojas y la temperatura pareciera proveniente de un congelador.

Al entrar al cuarto, tomo los abrigos que trae Merlina y los coloco en un perchero de abrigos que tenemos en el vestidor.

Merlina se encuentra sentada en un borde de la cama analizando todos mis movimientos, como si estuviese esperándome.

Guardo toda la ropa que traía puesta y me coloco un pantalón de seda blanco.

Mi Angel © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora