Capítulo 12

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Vinimos a un restaurante a la carta a cenar, está en la orilla de la playa y es bastante moderno.

Tiene un estilo tumblr o algo parecido, hay muchas luces por todos lados y además todo tiene una decoración blanca.

No sé si es cosa mía, pero siento que todos nos miran, no sé si será porque estoy combinada con el restaurante o por Hades.

Nos sentamos en una mesa de la esquina, en un banco de madera que permite observar el mar.

- ¿elegiste el vestido a propósito?- pregunto en su dirección.

Sonríe sin mirarme.

- puede ser- dice con media sonrisa, sin mirarme.

***

Cada vez que puede aprovecha para hacer algún chiste y hacerme reír... supongo que se dio cuenta de lo nerviosa que estoy.

Desde que intimanos siento menos confianza con él, más timidez y... aunque suene extraño siento que debo temerle y la verdad no sé la razón.

Sé que él nota todo esto, ya que no es de los que hacen chistes o tan afectuoso... a diferencia de como lo está haciendo hoy, pero no creo que esto de resultado conmigo.

- buenas noches- no me percaté que un mesero se acercaba a la mesa.

- buenas noches- responde Hades, seguido de mi.

- ¿qué desean pedir?- cuestiona.

Hades me observa a mi con media sonrisa.

- sushi- digo observando la carta.

Cocido por supuesto, eso de estar comiendo pescado crudo no es lo mío.

Hades asiente.

- lo mismo para mi- el mesero asiente.

- ¿algo para tomar?- pregunta.

- un pouilly fume- responde Hades neutro, sin parar de mirarme fijamente a los ojos.

Siento la tensión que hay en la mesa, su actitud imponente ha puesto al mesero nervioso... aunque creo que es el efecto que produce en todo el mundo, a excepción de mi, digo, ahora también a mi.

- ¿qué piensas preciosa?- dice Hades con media sonrisa.

Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no me había percatado de que Hades me está mirando fijamente.

Niego con la cabeza y la recuesto en la mesa, boca abajo.

- me siento extraño- niega con una risa ronca.

Traen el vino y Hades asiente a modo de agradecimiento.

Alzo la cabeza y lo observo esperando una respuesta.

- la más parlanchina que conozco no dice palabra alguna desde que llegamos- niega observando la orilla del mar- me estoy preocupando- dice frunciendo el seño.

Río por su comentario y él sonríe.

- por lo menos te ríes- dice sorbiendo su copa de vino.

Siento calentarse mis mejillas.

¡Ya estoy cansada! No puede decir nada sin que me sonroje o que se tranque mi garganta y no pueda decir nada.

- lo siento- me observa de forma penetrante.

- no te disculpes- dice observando mis ojos- dime ¿qué es lo que te pasa?- vuelve a sorber su copa.

Trago saliba.

- la verdad no lo sé- su mirada se vuelve dura y niega, lo que me pone más nerviosa. La verdad siento como tiemblan mis manos por debajo de la mesa- estoy nerviosa- digo bajando la mirada.

Mi Angel © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora