Provocativo es la palabra que buscas, Merlina. Se burla mi subconsciente.
Trae puesta una camisa negra en mangas hasta los codos y un pantalón de vestir del mismo color y su camisa está por dentro de éste, lo que provoca que se marque más su figura.
Mis ojos se abren como platos al ver su rostro.
Ángel de la guarda...
Tiene unas facciones de infarto.
Sus ojos son de un verde azulado, adornados por unas cortinas de pestañas bastante dotadas, sus cejas lucen frondosas y tiene una nariz perfilada. Es Italiano, a distancia me daría cuenta debido a sus rasgos tan marcados.
No puedo evitar mirar descaradamente sus labios, son carnosos, húmedos y los trae entreabiertos. Pareciera que le sucede lo mismo que a mi, aunque la verdad lo dudo, no pareciera que él esté alcoholizado.
Me observa con una mirada penetrante de pies a cabeza.
- ¿te perdiste preciosa?- pregunta a centímetros de mis labios. Su aliento choca en mi rostro. Huele a menta y cigarros.
A pesar de llamarme preciosa no siento que trata de coquetear conmigo, es una sensación de naturalidad a su persona, lo que logra ponerme más nerviosa.
Siento como mis mejillas se ruborizan.
Al parecer no puedo darme la libertad de tomar nunca más. Estoy paralizada, siento todo mi cuerpo temblar ante su presencia.
Creo que nunca había visto un hombre tan atrayente y atractivo.
- ah...- balbuceo mirando sus ojos directamente.
¿Qué estoy haciendo?
Paso por su lado rápidamente y rozo mi hombro con su brazo accidentalmente.
Siento una corriente atravesar todo mi cuerpo, tanto que me provoca temblar nuevamente.
Ya ni siquiera recuerdo lo que hacía.
Kaprow.
Flashback.
Observo desde el rabillo del ojo a ese ángel, va de forma misteriosa en dirección a los prados, me dedico a fruncir el seño y a caminar en el camino que cursó, es mi deber que todo esté totalmente en orden.
Al llegar al final del camino lo observo algo oculto, se encuentra escondido detrás de unos árboles.
Tomo otra trayectoria para evitar que note mi presencia y lo más rápido posible me acerco en su dirección.
Mis ojos se abren a más no poder, no puedo creer lo que veo, Eduardo, el ángel al que he seguido, se encuentra en paz hablando animadamente con un demonio, sí, exactamente.
En este momento me encuentro en unas praderas de camino al Edén, entonces por ende, a escondidas ella puede encontrase acá.
Es simplemente común y zarandea sus caderas cada vez que espeta una palabra.
La verdad no lo juzgo, pero no podemos ni entablar una conversación con esos seres, debido a su naturaleza nos traen problemas, además de que somos enemigos naturales.
- Eduard, es hora de irnos- le digo observando sus ojos fijamente, buscando nada más que intensiones, claro, esas soy experto en conocerlas.
Me observa totalmente espantado y asiente.
- claro hermano, justo en un segundo- toma al demonio de la cintura y la besa fugazmente.
Me giro automáticamente y emprendo mi camino en dirección contraria.
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Mi Angel ©
Roman d'amour- La ley de la atracción es una paráfrasis... que el deseo ayuda a potencializar- sonríe con picardía. La típica sonrisa que lo caracteriza. - y...- su sonrisa se ensancha. - te deseo- se coloca serio y sus ojos se oscurecen- mucho- remojo mis labi...