A las cuatro recibimos la visita Brian, un chico pelirrojo que me causó un escalofrío en cuanto vi su cabello. Aunque él era muy amable, era el mejor amigo de Shawn. Nos trajo la comida y platicó con nosotros un rato. Hubo un momento en el que se escuchó una canción de Hanna Montana como el tono de llamada de alguna enfermera o alguien que se encontraba por el pasillo, Shawn empezó a tocar una guitarra imaginaria y Brian la batería. Los dos se estaban riendo y yo con ellos por las muecas de sus caras. Casi pude imaginar al par de instrumentos en vivo.
Una parte de mí quería pertenecer a ese mundo. La música siempre fue imprescindible en mi vida, podía llegar a verme un futuro estudiando notas.
Cuando el pelirrojo se fue, Shawn y yo nos pusimos a jugar peleas de pulgares.
— ¡Eso fue trampa!- Exclamé.
— ¡Claro que no!- Se defendió.
— !¿No?! ¡Pero si metiste la otra mano!- Reclamé dándole un suave golpe en el brazo.
Él solo soltó una risita. A pesar de que me gustaba su compañía no pude evitar decirle lo que llevaba un rato dándome vueltas en la cabeza.— Sha-Shawn-, tuve que aclararme la garganta para poder decir su nombre— Aprecio muchísimo que estés aquí, pero tú tienes una vida muy ocupada, sé que probablemente estás faltando a algunos ensayos o algo así, no me pasará nada si no estás en el hospital, las enfermeras me atienden muy bien- expliqué— Así que si tienes que irte, hazlo, yo no me voy a enojar, me voy a alegrar mucho cuando pueda escuchar una nueva canción tuya o pueda ir a verte en concierto.
Una parte de mí era egoísta y deseaba que él eligiera quedarse. Un fragmento que necesitaba de alguien para no romperse. Pero mi otra mitad, la que siempre pensaba en los demás, la madura, comprendía si él tenía que irse.
Un silencio incómodo se adueñó de la habitación por unos minutos pero finalmente habló.
— Gracias Melody, pero no voy a separarme de esta cama hasta que salgas, cuando te den de alta te voy a arrastrar conmigo a los ensayos, digamos que me devolverás el favor- me convenció tomando mi mano y acariciando el dorso de mis dedos con su pulgar.
Los ojos me escocían pero me tragué todas esas lágrimas. Shawn conmovía mi destrozada alma con solo mirarme. Él era un fenómeno, uno muy hermoso, porque costaba creer que hubiera alguien igual.
— ¿Qué haría yo en tus ensayos?- pregunté con la voz temblorosa.
— Escucharme, así que ve preparando las críticas más crueles y directas que puedes dar.
Sonreí.
— Bueno, pero ahora déjame ir al baño- pedí. Me estaba aguantando las ganas desde hace un rato. Shawn llamó a la enfermera para que me desconectara de algunos cables, entre los dos me ayudaron a pararme hasta llegar al baño. Cuando cerré la puerta detrás de mí me apresuré a sentarme sobre la taza. Una vez terminé de orinar me miré al espejo. La sangre se me heló, mi cuerpo tembló de manera frenética. Una ráfaga de lágrimas se me escapó hasta que sentí que se empapaba el cuello de la bata.
El reflejo de mis inseguridades me devolvía la mirada con profundo pánico. Mi rostro no tenía ni una gota de maquillaje, el vitíligo estaba totalmente expuesto. Estaba desprotegida. Shawn, Brian, la enfermera, los doctores, ¡todos lo habían visto!
No me percaté de que había retenido la respiración hasta que mi cuerpo me obligó a soltarla, pero se volvió una rítmica rápida que no me permitía agarrar suficiente oxígeno. La desesperación me envolvió. Por más que intentaba calmarme no podía. El llanto hacía que se me congestionara la nariz, impidiendo el paso del aire. Las gotas saladas terminaban en mi boca ligeramente abierta. Escuchaba los gritos de Shawn preguntando si estaba bien del otro lado de la puerta, pero cuando intentaba hablar no conseguía pronunciar nada entendible, solo un sonido gutural.
La puerta se abrió. Un cuerpo cálido me tomó en brazos y me levantó como si no pesara nada. No pude reaccionar.. Estaba muriendo, cada vez me faltaba más el aire. Él me recostó en la cama y una enfermera me puso una máscara de oxígeno.
De inmediato sentí un gran alivio. Pero no podía dejar de temblar. No quería que me vieran.— Melody, respira conmigo- pidió tomando aire pausadamente y exhalando de la misma forma— Hazlo conmigo por favor- suplicó repitiéndolo mientras me acariciaba el cabello.
Lo imité una y otra vez junto a él. Hasta que sentí que mi cuerpo dejó de temblar — todo está bien, bonita- susurró y quise creerle. Pero era imposible.Cuando mi cuerpo volvió a la normalidad me quité la máscara.
— No quiero que me veas Shawn, no tú, por favor- supliqué con la voz débil.
— ¿Por qué?- soltó con rapidez.
— No actúes como si no lo vieras, mi rostro no es bonito, ¡Odio esa maldita mancha! ¡La odio!- exclamé sin pensar. Estaba tan enojada con el universo.
Él hizo algo que aceleró mi corazón. Me besó la frente, justo donde empezaba esa imperfección.
— Para mí es como si hubieran pintado tu rostro con acuarela, convencidos de volver surreal una galaxia escarlata brillante, como si tuvieras el cosmos bajo la piel y este pudiera verse a través de una ruptura- explicó en susurros, su rostro estaba muy cerca, demasiado. Limpió mis lágrimas con sus dedos. Dejó un beso tibio en mi mejilla y se sentó a mi lado, aún mirándome.
Sabía que no lo había dicho por lástima, porque eran oraciones que no se dicen de un momento a otro, si no que se piensan durante un tiempo.
Me sentía perdida. Probablemente él había dicho las palabras más hermosas existentes. Recordaba cómo era el vitíligo y viéndolo desde su perspectiva, podía darle sentido a su metáfora. Podía imaginarlo a su manera. La boca se me abrió de la impresión, porque después de pensarlo un montón de veces... Llegaba a creer que no era tan malo.
— ¿Ya se encuentra mejor señorita Daniel's?- preguntó la enfermera parada cerca de la pared. Se había mantenido al margen. Asentí en su dirección— ¿Quiere que le de un sedante?- negué. Ella se despidió con un asentimiento de cabeza y salió de la habitación.
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Bad reputation |Shawn Mendes|
RomanceSoy la hija de una famosa modista de talla mundial, mi madre viste al mundo, o al menos a las personas con el suficiente dinero para comprar su ropa. Estoy orgullosa de ella, pero la prestigiosa Aria King no lo está de mí. Soy la chica que todo el m...