Periodo entre guerras

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Después de esa noche era desesperante tenernos lejos. Una tarde salimos a comer helados por las calles, apuntábamos algunas casas e inventábamos historias de las personas que podían vivir ahí. Al pasar por uno de esos domicilios que tienen al muro de Berlín por portón, no dejando a la vista ni si quiera el techo de la casona, dijimos que seguramente vivía un viejo empresario que engañaba a su esposa con su secretaria. Pero que además era Shugar daddy de su vecina, quien tenía una casa más sencilla y aún así estacionado a fuera un BMW del año muy sospechoso. Nos carcajeábamos de las novelas que imaginábamos en un minuto.

Nos seguían los paparazzis, eso lo sabíamos. Shawn me robó varios besos y jugamos ser actores de una de esas películas románticas en ocasiones. Incluso posamos para el lente, cruzamos nuestros brazos de tal manera que parecíamos comer del helado del otro mientras nos mirábamos fijamente. O esa otra, donde colocamos nuestras manos imitando el cuadro La creación de Adán de Miguel Ángel, e hicimos rostros dramáticos mientras compartíamos miradas cómplices, para después estallar en risas. Cuando estaba con él volvía a ser niña otra vez.
"Quiero presumirte ante el mundo como mi musa, pero quiero dejar en claro que soy tu más grande admirador, un fanático enloquecido", así me lo dijo, fue demasiado dulce para mi corazón frenético.
Cuando nos fastidiamos de esos acosadores con cámara corrimos como locos y nos escondimos en un callejón, para después emprender la huida hacia el auto.

Jamás en mi vida había tenido tanto miedo de que me alcanzaran.

Éramos jóvenes y estábamos locos por el otro. No creí que iba a vivir algo así, tan irreal, tan lindo. A veces miraba el cielo y agradecía no haber muerto esa tarde donde él me salvó de mí misma, porque me habría perdido de los días más felices de mi existencia.

Aunque sus admiradoras no se tomaron tan bien nuestra relación. Mis seguidores en Instagram aumentaron en cuestión de minutos. Supongo que algunas creían que no leía los comentarios en mis fotos, pues escribían como si estuvieran en un grupo de WhatsApp, diciendo cosas como que cualquiera del fandom podría ser más bonita que yo, otras me "halagaban" poniendo que ya quisieran tener mi autoestima, ¿qué clase de elogio era ese?, solo me daban ganas de llorar.

De todo el show que hicimos en la vía pública algunos reporteros osaron a publicar la única foto donde salimos serios, diciendo que la felicidad de ambos era dudosa. ¡¿A quién se le ocurre?!

Lo que me impedía romperme era mi batería y Peter, sobre todo el último. Mis problemas se desvanecían en sus labios, en sus manos... Era mi medicina. Aunque cada vez las opiniones crueles sobre mi cuerpo me agobiaban más. No quería decírselo a Shawn. Incluso en la escuela algunas alumnas se acercaban a mí por conveniencia para conocer al cantante, trataba de ignorarlas.
Estaba a punto de colapsar, porque mis calificaciones habían bajando y eso se debía a mi estrés. Me encerraba por horas tocando pero eso no bastaba para liberarme.

Apreté la correa de mi bolso mientras buscaba las llaves, las había olvidado. Ya no sabía en donde traía la cabeza. Toqué con desesperación, me sentía muy tensa e irritable. Después de unos segundos él me abrió.

— ¿Ha qué se debe tanta agresividad? ¿estabas ansiosa por verme?- preguntó con una sonrisa dulce para después darme un beso en la frente. Suspiré en su cuello. Enserio parecía conocerme demasiado, pues me abrazó firmemente y a la vez con delicadeza, como temiendo destruir la fragilidad de mi piel. No sabía lo mucho que necesitaba ese gesto. Me dejé embriagar por su perfume. Sin separarnos entramos al departamento y cerramos la puerta. Después nos dejamos caer en el suelo — Te noto extraña, ¿estás bien?- me preguntó al oído.

— Si, ¿por qué no lo estaría?, gracias a ti soy feliz- le dije besando su mano.

— Yo no tengo nada que ver, estás bien porque mereces estarlo- susurró.

— Pues no Shawn. Porque si tú no estuvieras en mi vida, ¿qué sería de mí?, no soy guapa, no sé si en verdad quiero estudiar música cuando salga de la prepa, mis piernas son muy delgadas, no soy inteligente, mis calificaciones están bajando, ¡soy un desastre!- parloteé enojada.

— Tu solo sientes que podrías ser ser feliz gracias a mí y no porque me ames. La verdad es que en el fondo sabes que mereces tener esa sonrisa, pero aún no puedes aceptarlo. Te acostumbraste a estar llena de culpas... ¿Y si no las tienes porque sigues despreciándote? Yo no puedo ser más importante que tú en tu vida ¿lo entiendes?, no voy a ser la excusa que te mantiene viva, tu razón deberían ser tus metas y el amor a cada respiro. Yo no puedo estar con alguien que depende de mí, porque esto no va a funcionar, porque si alguno de los dos falla terminaremos odiándonos, ya que ninguno podrá alejarse, porque entonces tú sentirás que nada importa y yo llevaré en mis hombros una culpa enorme, algo que no deberíamos soportar- parloteó y yo lo miré sorprendida.

— ¿Estás hablando enserio?, ¿estás renunciando a lo que tenemos?- pregunté con la voz temblorosa.

— No... Es que tengo mucho miedo- estaba lloviendo en el atardecer apocalíptico de sus ojos — sé que estás así desde que lo hicimos público y me siento culpable, sé que no quieres decírmelo. Es que si tan solo yo fuera un chico normal podría darte la calma que necesitas, me enoja no poder si quiera llevarte a una cita convencional. En verdad te amo- murmuró abrazándome.

Lloré mojando su camisa.

— Yo también te amo Shawn, pero la verdad es que ya no puedo. Sé que te irás de gira en una semana, no regresarás hasta dentro de un año. Me duele saber que estaremos tan lejos, pero a la vez me pregunto que tan malo sería tomarnos ese tiempo, necesito acomodar mis ideas, resolver los pendientes que he dejado inconclusos en mi vida...- expliqué de manera atropellada.

Él abrió la boca y la cerró de golpe. Me apretó aún más entre sus brazos.

— No quiero perderte, pero si lo que necesitas es un tiempo creo que puedo dártelo- pronunció lentamente, resignado después de un largo silencio.

— No me vas a perder, esto no es una despedida, es un hasta luego- juré besando sus labios. Fue sumamente lento. Nos dejamos caer completamente sobre el piso y cerramos los ojos, éramos demasiado cobardes como para dejarnos ir tan abruptamente. Por eso nos dormimos ahí, abrazados. Hasta que me desperté en la madrugada. Abrí la puerta y me fui en silencio para no hacerlo más doloroso, las lágrimas se escurrían por mis mejillas, era necesario.

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Bad reputation |Shawn Mendes|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora