Felices para siempre

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— ¿Dónde dejé el auto?- me preguntó.

No pude evitar reír.

— Está a una cuadras, acuérdate que yo fui la que manejó.

— Cierto.

Seguimos caminando por la acera a paso rápido. Vinimos a comprar un regalo de última hora para Bryan, tampoco lo encontramos.

Nos paramos en la esquina y me giré a ver el semáforo peatonal, el muñequito se encontraba en color rojo. Miré hacia el frente y entonces fue que me encontré con unos ojos de océano Atlántico que me observaban fijamente.
Abrí la boca de la sorpresa. Él lucía fantástico, su melena rubia le llegaba hasta la cintura y resplandecía como un sol. Estaba tan guapo, tan feliz. Vislumbré como una radiante sonrisa se ensanchó en su rostro y no pude evitar hacer lo mismo. Nos miramos de arriba abajo, ambos estábamos a punto de llorar, pero era de orgullo, de alegría. Tenía la sensación de que su pupilas me decían furtivamente; "Te extrañaré por siempre". Porque fuimos almas gemelas que se acompañaron durante la tormenta. Su mano estaba entrelazada con un chico moreno bastante familiar. Lucían irreales, sacados de una revista. Carter me saludó con un ademán y yo hice lo mismo.
Fue entonces que Shawn miró de hito en hito sin entender.
Tate levantó sus manos entrelazadas presumiéndome sus sortijas de matrimonio.

Diablos. Por eso me invitó. La boda no era con Megan, si no con Carter.

Levanté mi mano junto a la de Peter enseñándoles nuestros propios anillos de compromiso.

— Shawn, ese rubio de allí, es Tate Davis y es feliz con el amor de su vida, al igual que yo- expliqué.

El castaño comprendió todo en silencio y me sonrió. Me besó la frente y saludó con un ademán a la pareja frente a nosotros.

Tate le guiñó un ojo en broma y Shawn se sonrojó. Carter y yo no aguantamos las carcajadas. Dios, no había cambiado nada. Maldito rubio, estaba tan contenta por él.
Ninguno cruzó la calle, no hablamos. Pero sabíamos que la vida había cambiado, porque ya todo estaba bien.








Fin.

Bad reputation |Shawn Mendes|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora