Una nación llamada como tú

El día de las tortugas.

No tienes idea de cuántas ganas tenía ya de contar este día. No puedo contener la emoción, mi padre me ve raro.

Los planetas se alinearon, habíamos quedado de vernos en tu casa, la estrella más cercana a nuestro planeta decía que no tenía ganas de salir, Yo quería comprarte algo, en alguna de nuestras conversaciones pasadas me habías dicho que yo te gustaba igual que el chocolate amargo así que intenté conseguir ese tipo de chocolate en una chocolatera por el trabajo, recorrí la tienda buscando alguno que me gustara para dartelo a ti, pero tampoco quería algo tan grande, tenía que ser algo pequeño, porque los pequeños detalles a veces se vuelven los más grandes. Y con esa filosofía hacia mi búsqueda, durante el recorrido pude observar unos chocolates envueltos en una bolsa había chocolates en forma de corazón, pero no, esos no. Demasiado plástico el detalle. Tiene que ser algo más original, ,a lado de unos círculos se encontraban unas tortugas de chocolate, tiene que ser eso lo que busco. Y las tomé salí de la tienda y guarde los chocolates en la bolsa interna izquierda de la chamarra.

Las nubes tenían ganas de refrescar a los habitantes de la tierra así que había comenzado a llover.

Pero eso no iba a poder desanimarme.

Subí a la moto y recorrí más de 30 kilómetros para llegar hasta a ti, recuerdo que habíamos quedado a las 4 de la tarde y llegué hasta las 5:30 porque me perdí de camino a tu casa.
Cansado y con ganas de rendirme por fin llegué, y tú me confesaste que pensabas que ya no iba a ir... Me invitaste a pasar, yo nervioso... Me senté en el sillón cuidandome de no mover ni un solo músculo, por tener unas ganas incontrolables de besarte.

Tocaba mi bolsa izquierda, sabiendo que los chocolates estaban ahí... hice una pequeña referencia a los chocolates para dartelos dije...

Te traje algo....
Y te sorprendiste, dijiste que no, pero no entendía muy bien a qué se refería ese no... Yo te dije...
Sí, te traje unas tortugas...
Y te sorprendiste más, y preguntaste ¿unas tortugas?
Te dije, sí.
Y lentamente saqué la bolsa con chocolates de la chamarra y te los dí.

No pasó mucho tiempo y subió tu padre...
Bajamos a comer, pediste una hamburguesa sin mayonesa, y fue la primera vez que probé una hamburguesa con guacamole.
Y uno de los niños que según recuerdo tiene 5 años a los que llamas "chikichakas" entró a tu casa y te invitó a jugar, tu dijiste que no podías que un amigo te había ido a visitar...
El chico, insistía, y en un arrebato comenzó a jalarte con todo y la silla, yo no podía parar de reír y de impresionarme por la fuerza del chico. Tu estabas apenada y confundida. Yo estaba fascinado con tu risa.
Cuando terminamos de comer, más bien cuando termine de comer, porque esa hamburguesa se te resistió mucho, y yo observaba como peleabas porque la carne se salía del pan. Volvimos a nuestra plática en un lugar ajeno a la mesa del comedor, yo te veía, mientras escuchábamos musica, y yo cantaba con entusiasmo las canciones que más me han llamado la atención de una banda espectacular, tu me veías, y por fin logré abrazarte, y con un movimiento rápido, no tan brusco, mucho menos forzado encontré tus labios, la sensación fue realmente gratificante, no quería que algo así sucediera con nadie más... Y nos besábamos durante las últimas dos horas que estuve en tu casa, hasta despedirme, porque no podía dejar de hacerlo.
Así es como comenzó...
Me tarde en besarte ese día, me tarde en demostrarte que realmente quería enamorarme de ti...
Ese día comenzó todo oficialmente para nosotros.
El día de las tortugas.

- Ese día te pedí que fueras mi novia, una pareja romántica, pero dijiste que no, que si querías, pero no podías, porque tus padres no te lo permitirían, te abracé, lo más importante para mí ese día fue... Escucharte decir, que sí querías...