Una película con mal doblaje.

1 0 0
                                    

No tengo palabras para explicar lo que esa semana sentí por Avellaneda, lo que es raro, porque nunca sé quedarme callado, tenía que buscar una manera de expresarlo, pero no encontraba palabras o conceptos, tenía que crear un nuevo concepto para hacerle saber que estaba más que enamorado, así que en términos coloquiales le pregunté

¿Crees poderte encular dos veces de mi?
Y ella respondió que sí... sin titubear, era avellaneda, seguía ahí... La chica que me hizo daño días atrás no es Avellaneda, Avellaneda no me haría daño... Y yo comprendía muy bien eso. Por eso pedía en cada encuentro hablar con Avellaneda.

puse manos a la obra, buscando canciones, buscando videos que pudieran ser interesantes, y gracias al algoritmo de YouTube encontré uno, "dime qué si" de "los rumberos" nos habíamos reunido en una sala Virtual para pasarla bien, y estaba pasando otra vez, mi cuerpo, mi mente, mis manos, mis piernas, mis ojos, todo era de Avellaneda otra vez... Por eso cuando no me dice que me ama, es como si yo mismo estuviera perdiendo la fe en mi.

La primavera estaba en su apogeo, Avellaneda había logrado llevar mil pipas de agua al lugar del incendio, veinte camiones de nieve, y me había enamorado, "enculado y medio" el concepto reconceptualizado había llegado a mi mente, eso era, ya no sólo estaba enamorado de ella, sino que no podía detenerme para decirlo...

Comencé a notar que Avellaneda se había esforzado tanto, tanto que se había dejado de fijar en sus propios sentimientos, y lógico a pesar de estar enamorada, estaba cansada, creo que nunca había hecho algo así por alguien, así que ella tenía que descansar un poco... Le agradecí, porque nadie me había hecho sentir tan especial como ella.
Absolutamente nadie, todos se habían ido antes de lograr lo que Avellaneda logró, antes de demostrar que realmente se preocupaban por mis sentimientos.
Era mi turno, tenía que preguntarle cómo se sentía, y obviamente estaba dispersa, ni ella entiende lo que estaba sucediendo, y... Tenía miedo, es lógico, era desconocida esa sensación, esas ganas, ese deseo de que las cosas salieran perfectas después de todo.

- "No te quiero para un ratito"

Pronunció Avellaneda, mi mente estaba en Avellaneda, en la luna, en nuestra luna, poco a poco Avellaneda había logrado que me olvidara de todo, y así había sido... Ella quería escuchar que yo no tenía rencores, y siendo honesto no los tengo, ese día que ella me pidió escucharlo, lo dije, lo dije de corazón...

Ella me estabiliza... Y lo digo sin ningún tipo de apego inseguro, ella le tiene miedo al apego inseguro...
Yo podría ayudarle con eso, ofrecería mil perspectivas distintas...

Yo haría cualquier cosa por Avellaneda, hasta ignorar lo que siento porqué ella se sienta mejor...

Se aproximaba la hora para ver la película, una película con multiples referencias del amor, con un pésimo doblaje según Avellaneda, pero para mí era perfecto ese momento, quería tomar su mano en cada escena de amor, intentando decir que todo estaría bien... yo tomaba cada referencia de esa película como la manera en la que ella quería restaurar todo, y yo quería restaurar a Avellaneda, nos quedamos hablando mucho más tiempo, mucho más feliz se hacía el asunto, platicábamos, y no parábamos, tema tras tema, yo veía como la sonrisa de Avellaneda era innata, mi sonrisa era innata, los suspiros, las risas, los te amo, los miles de sextillines de muchisimos muchos de un chingo, los me encantas, los mi amor...
Nada era como antes, todo era mejor...

Ese día terminé con una sonrisa inmensa, con el corazón reparado... Cómo el reloj de aquel chico de la película...
Yo quería hacer lo mismo por Avellaneda...
Me frustra no saber si lo logré por lo menos un poco.

Una nación llamada como túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora