Un primer baile.

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A manera de apéndice para la historia anterior.

En medio de tu fiesta, en un lugar a parte logré llamar tu atención nuevamente, tomé tu mano y te saqué a bailar, me divertí mucho, mencioné que no sabía bailar tan bien como tú, y contestaste que no estaba tan mal, que tenía una lijera idea de cómo bailar.
Ese día tomé tu mano, yo estaba nervioso, mis ideas congeladas y el aire de tu pueblo también estaba frío, por suerte pusieron música de la que me conocía unos pasos, de otro modo hubiera perdido la oportunidad de bailar contigo, cosa que no me hubiera gustado para nada, dimos varias vueltas, y platicábamos a medida que la canción avanzaba, yo no lo podía creer… estaba contigo.
Estábamos ahí bailando, estábamos riendo, estaba feliz… había pasado mucho tiempo desde que no me sentía así de seguro con alguien, por qué solo en quien confías tomas su mano, solo en quien confías permites acercarse más allá de tu espacio vital, le permites abrazarte sin importar absolutamente nada más… mi corazón palpitaba. Estaba vivo. Estaba enamorado de ti, y ya no quieria soltarte.

Una nación llamada como túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora