Dulcecito.

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Capítulo 9/Mackenzie.

Estaba soñando despierta, en definitiva estaba soñando despierta.

Apenas entre al departamento cerré la puerta y me apoyé en ella con una sonrisa en mi cara. Luego camine con la misma sonrisa en la cara y me tire el sofá quedando acostada.

No solo había hablado con él, sino que baile, me reí y además sentí su mano alrededor de la mía, acogiéndola y acariciándola como tal cual recordaba que lo hacía antes. Trate de no emocionarme ni que se me notara, pero por dentro era un revoltijo. Tampoco no me opuse a que me trajera a casa, sabía que las cosas desde el altercado en el ascensor no habían quedado muy bien, pero después de esta noche supongo que se resolvieron un poco más o que la tensión se cortó, eso espero.

Además mi felicidad aumentaba porque había comido.

Estuve muy nerviosa al momento de llegar, por suerte Connor me recibió y al poco rato conocí a Adela, era linda y cariñosa, se notaba que estaba con ánimo y buena vibra pero lo que no pude dejar pasar es el parecido que tiene con Almendra es impresionante, a pesar de que hay detalles que cambian como el color de ojos y algunas facciones, pero a pesar de todo son idénticas. Al principio me asuste pensando que era la hermana de Adrik, pero cuando Connor me la presento me sorprendí aún más al saber que era su prima ya que nunca la había mencionado y cuando me armé de valor para preguntarle, calme mis dudas.

Megan y Chloe también me recibieron bastante bien, al igual que algunas personas que trabajan en el mismo departamento que yo. También la que me fue a saludar emocionadamente fue Anita y la que me tiro miradas de odio y de veneno fue Miranda en especial cuando estaba con Adrik. Cuando conversaba con Adela y Connor me percaté de que Adrik le decía algo muy cerca pero por su cara pude notar que no lo decía con ni una pizca de buen humor.

—¿Kenz?—me levanté rápidamente del sofá y borre la sonrisa de mi rostro—¿cómo te fue?

Recién había reaccionado y me dije a mi misma que no me tenía que poner más así, y menos por pequeños detalles como una tomada de manos.

—Ehhh, bien.—le respondí a Violeta.

—Ven a dormir, van a ser las cuatro de la mañana.

Le termine haciendo caso y me encerré en mi habitación, me fui directo al baño y me eche un chorro de agua fría en la cara para dejar de pensar y soñar despierta.

Me quede mirando como por cinco minutos los rayos de sol que se empezaban a colar por los ventanales, era un sábado y estaba despierta a las ocho de la mañana. Estuve un rato en mi teléfono y luego me levanté para preparar el desayuno y aprovecho le hago el desayuno a los demás. Iba como en la mitad de la preparación cuando tocaron el timbre, fui hasta la puerta y la abrí para saber quién era.

Mierda, Félix.

—Hola guapa.—me dejo un beso en los labios y entro, yo me quede ahí parada con la puerta abierta en mi mano—¿que cocinas?—me preguntó desde lejos.

—¿Cómo?—volví a la cocina.

—¿Qué haces?—me preguntó sentado desde uno de los taburetes.

—El desayuno.—le respondí
desconcertadamente mientras volvía a tomar el pote con la mezcla.

—Cuéntame.—lo quede mirando y se empezó a reír—Kenz me miras como si te estuviese preguntando donde escondiste el cadáver, solo quiero saber como te fue en la fiesta de la empresa.

—Ahhh, si eso, me fue bien, estuvo entretenido la verdad.

—Cuando me contaste todas las fiestas que se hacen, me dieron ganas de irme a trabajar allá.

La luz que perdimos\\luz-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora