De una discución, a la cama.

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Capítulo 15/Mackenzie.

Adrenalina.

Eso era lo que sentía, se me subió a la cabeza y sentía que me recorría por la venas. Algo que había deseado por tanto tiempo, lo tenía y no quería desecharlo, aunque tenía que hacerlo simplemente no podía, ni quería. Una sensación que no quería que terminara y que durara para siempre.

Porque cuando Adrik me tomo del brazo, me dio la vuelta y sentí esos labios ya tan conocidos sobre los míos, mis células se activaron al instante. Esos labios dulces y suaves que hace años quería volver a probar y soñaba con ellos, por fin los estaba probando nuevamente.

Nos estábamos besando con lujuria, necesidad y pasión, su lengua se enredaba con la mía en un baile sincronizado que pareciera que nos sabíamos a la perfección desde hace años. Pase mis brazos por alrededor de su cuello y el automáticamente me agarro de la cintura con una de sus manos y la otra la ocupo para agarrarme de la nuca. Sin parar de besarnos caminamos hasta que mi espalda choco con una pared de la habitación, no me importaba donde estaba ni como estaba solo me importaba lo que estaba sintiendo y lo que me estaba comiendo.

Dejo de besarme para luego devorar mi cuello, sentía como lo mordía, lamia y chupaba. Estaba segurísima que iba a dejar marca pero no me importaba de verdad que me daba lo mismo, sus manos me manoseaban entera y eran como sensaciones ya tan conocidas, que por fin volvía a sentir y que hacían que cerrara los ojos para disfrutar del momento. Cuando pasaba sus manos por mi espalda hacia que esta se me arqueara y se me pusiera la piel de gallina.

Tironee de su cabello y pase mis manos por su abdomen por encima de su camisa. Le mordí esa tan afilada quijada y disfrute al ver como le subía y bajaba la manzana de Adán.

Luego de un buen rato de besuquearnos, mis labios dolían y ya sentía una palpitación y necesidad que hacía que se sintiera ya tan conocida cuando estaba con él. Sus manos dejaron de hacer lo que estaba haciendo y fueron hasta mis hombros para tomar las dos tiras de mi vestido y bajarlas, haciendo que este se deslizara por mis brazos y cayera rápidamente quedando en el piso y que yo quedara con solo una pequeña braga puesta, rápidamente empecé a desabotonar su camisa y pude lograr mi objetivo. Pase rápidamente mis manos por ese brazo tatuado y por su abdomen definido. Sentí en mi abdomen bajo algo duro y grande y sabía exactamente lo que era, esa sensación hizo que me empapara al instante.

El muy imbécil era tan grande, alto y corpulento que me tapaba completa y estaba segura de que si alguien se ponía atrás de él, no iba a notar que estaba yo ahí acorralada, no sabía si yo era muy pequeña o el muy grande.

Tomo mis piernas he hizo que las enrollara alrededor de su cintura, haciendo que quedara más a su altura y camino hasta hacernos caer en la suave y cómoda cama, me sorprendí al no sentir la corona en mi cabeza, no sé dónde carajos se había metido y tampoco me importaba. Baje mis manos hasta tocar su marcada V y empezar a desabrochar el pantalón aunque no lo pude lograr del todo ya que empezó a bajar por mi cuello hasta llegar a mis tetas, se metió rápidamente una a la boca y sentí como rodeaba la aureola con su lengua y mordía delicadamente mi pezón, mientras que a la otra la masajeaba con una de sus manos.

Luego hizo el mismo procedimiento pero cambiando a mi otro pecho, también estaba segura que me iba a dejar marca alrededor de las tetas pero tampoco me importaba. Siguió bajando mientras besaba, lamia y mordía mi cuerpo. Me beso el tatuaje que tenía horizontalmente en las costillas derechas, bajo por mi abdomen y beso y mordió la flor de loto tatuada en mi cadera izquierda cerca de mi sexo femenino.

Saco rápidamente mi braga y empezó a dar pequeñas mordidas por dentro de mi muslo, hasta llegar a esa parte tan esperada. Me tenía tan fuerte agarrada de la cadera que también sabía que iba a dejar marca.

La luz que perdimos\\luz-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora