Capítulo 34/Mackenzie.
Jugué con la pequeña pelotita saltarina que tenía en mi mano con la vista perdida, mientras estaba sentada en un sofá que estaba en mi balcón, doble mi cabeza para ver hacia mi habitación y vi las maletas listas a un costado de un mueble. No me llamaba la atención una luna de miel en Japón, que aburrido, pensé que iba a ser un lugar paradisiaco o cálido. O por lo menos un lugar con nieve.
No quería que llegara el amanecer y pasara lo que tenía que pasar al día siguiente, trate de tomar lo que más pude de aire tratando de calmarme y de asimilar lo que se me venía y el dolor que sentía.
Quería llorar pero me dije que ya había llorado mucho, había sufrido mucho y sabía que seguiría haciéndolo por la decisión que tome y que ya era tarde para cambiar. Me levanté y entre a mi habitación, tire la pelota saltarina para cualquier lado y fui al baño, me mire por el espejo y quede mirándome mientras me veía directo a los ojos y me preguntaba porque era tan tonta e imbécil.
—Maldita idiota.—me dije a mi misma mientras movía mi cabeza.
Lo quería a él y ya me estaba haciendo mal no escucharlo o sentirlo, hace varias semanas que no siento nada por parte de él.
Volví a sentarme en el balcón pero sin la pelotita, no sabía dónde quedo. Pero apenas apoye mi trasero en el sofá, mi teléfono empezó a sonar, con pereza me levanté y camine lento hasta la mesita de noche sin importarme quien fuera, pero al ver el nombre de Adrik en la pantalla mis sentidos se activaron y conteste al instante.
—¿Adrik?
—Mhhhh, maldita cabrona.—por su voz supe que estaba ebrio.
—¿Bebiste?
—Que te importa.—suspire y me senté en la cama.
—¿Por qué me llamaste, entonces?
—Porque... no lo sé.
—Ve a dormir.
—No.—se hizo un silencio, yo no supe que decir ya que él estaba ebrio—te odio—susurro.
—¿Por qué?—respondí también en un susurro.
—Porque te amo.—sentí como una lágrima corrió por mi mejilla y cayó en mi pierna—y me jode eso.
No sabía que responder, me quede sin habla, sorbí por mi nariz y moví mi pierna en un tic nervioso ya que no sabía qué responderle.
—Y...—empezó a hablar—y creo que se ve novedoso... tirarse por el balcón.—soltó una risa ebria. Yo me levanté rápidamente y volví a salir a mi balcón como si él estuviera ahí y pudiera ayudarlo en ese instante.
—No, Adrik, no hagas nada ve a la cama, por favor.
—Tú no me mandas.
—Por favor, hazlo, ve a dormir.—me apoye en la barandilla y cerré los ojos.
—No, loquita, metetelo en la inteligente cabeza que tienes, noooo.—negó rotundamente—
me gusta el panorama de tirarme por el balcón.—Adrik no...
—Cállate.—me corto.
Me quede mirando la pantalla de teléfono y sin dudarlo me puse mis zapatillas y salí del departamento, me subí a la moto y fui a su edificio. El portero me dejo pasar sin problemas ya que me conocía y apenas el ascensor se abrió en su piso lo busque por todas partes en la sala.
—¡Adrik!—lo llame.
Rápidamente cruce el pasillo y llegue a la habitación, inspeccione por todos lados y fui a abrir la puerta del balcón lo primero que vi fue una botella de Jack daniels colgando mientras que una mano la tomaba y el brazo colgaba por mientras que él estaba sentado en la silla. Me acerque a él y me puse en cuclillas.
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La luz que perdimos\\luz-2
RomansaHan pasado cinco años desde la última vez que Mackenzie y Adrik tuvieron contacto. A lo largo de los años los dos lograron crear un fuerte e imponente carácter y personalidad. Mackenzie piensa que está en los mejores años de su vida, se graduó de la...