Epílogo.

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Adrik.

Me quede mirando la foto que estaba botada en el piso mientras recordaba el momento en que se sacó.

—¿Qué estás haciendo?—pregunto ella riendo.

Sacándote una foto.—respondí apuntándola con la polaroid.

No quitaba la vista de esa polaroid en donde ella estaba sobre mí y tenía mi pulgar en su boca mientras sonreía. No recuerdo qué tontería estábamos haciendo.

—¡Hola idiota!—Adela entro con Sushi siguiéndola. Y me saco de mi trance.

—Hola enana.—me agache y recogí la polaroid para guardarla.

—¿Nos vamos?—Sushi empezó a saltar a mi alrededor y yo lo tome.

—Si vamos.

En mi bolsillo mi teléfono empezó a sonar y conteste rápido la llamada, era el remplazo de Kenz en el puesto de jefa de idioma y traducción.

Nos subimos al auto y Adela se sentó con Sushi a mi lado. Sentía un escalofrío extraño al darme que cuenta que Adela iba jugando con el perro en el asiento de copiloto y no Kenz. Apenas llegamos el pequeño salió a recibirnos.

—¡Tío Adril, tía Adela, Tuchiii!

—Hola campeón.—lo hice volar en el aire.

Entramos a la casa y todos nos recibieron, Adela empezó a hablar con Violeta y yo ayude a preparar la mesa para sentarnos a almorzar.

—¿Cómo estás?—me pregunto Mary cuando nos quedamos solos en la cocina.

—Bien.—me quede mirando el pote con trozos de sandía, era su fruta favorita.

Era la segunda vez que Adela nos acompañaba en el almuerzo así que ya todos los demás la conocían y se habían encariñado con ella, en especial Derek.

—Tía Ade, ¿me ayudas?—Derek se puso al lado de Adela mientras ella comía.

—Claro, cariño.—tomo el juguete que el niño le extendía con su mano.

Cuando terminamos de almorzar y comer el postre, me excuse yendo al jardín con Sushi a la siga, le tire un juguete lo más lejos que pude para que fuera a buscarlo y me senté en un sofá a la vez que encendía un cigarrillo. Me quede mirando la piscina que tenía el agua totalmente limpia y estaba lista para darse un chapuzón.

—¡Ay Adrik no!—recordé cuando sorpresivamente la tome de la cintura y me tire con ella a la piscina mientras se reía.

Me frote los ojos tratando de que ese recuerdo o cualquier otro se vaya. Mi cabeza me estaba jugando muy malas pasadas últimamente.

Estaba entrando en una burbuja de desesperación al no sentirla y solo ver y pensar recuerdos y momentos entre los dos, me pidió que no me encerrara en mí mismo y es lo que estoy haciendo, a pesar de que para todos era difícil yo parecía el único estancado, el único que le costaba avanzar y pensar en que ella ya no estaba, que tenía que seguir adelante solo.

Mire a Sushi y el collar que tenía puesto, que ella lo había escogido con tanto esmero.

¡Mira Adrik tiene copitos de nieve!—recuerdo que me grito emocionada en la tienda mientras me lo mostraba. Yo me acuerdo que me largue a reír sin que ella me viera.

Por más que me costara y doliera tenía que hacer lo que me pedía, por ella. Solo lo hacía por eso. Porque quizás ese bebé era la luz que perdimos los dos y puede ser el comienzo de un nuevo ciclo o bien no, tampoco sabía por cuánto tiempo Kenz iba a estar lejos de todos nosotros.

Solo tenía que avanzar y acostumbrarme a que...

Ella ya no estaba.

Fin

La luz que perdimos\\luz-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora