Capítulo 30/Mackenzie.
Corrimos como locos mientras nos escondíamos entre los árboles e intentábamos llegar a la moto, Adrik me guiaba y no soltaba en ningún momento mi mano. Sentía que estaba en una película y la adrenalina junto con la emoción y nerviosismo corrían por mi sistema. Al final cuando vimos la moto rápidamente nos subimos y me hizo ponerme el casco.
—Tapate el rostro, tapate el rostro.
Le hice caso y cuando partió sentí el ruido de un flash. Condujo por la carretera y se adentró a Malibu ya que era lo más cercano antes que el centro de Los Ángeles, pensé que íbamos a ir a su departamento, al que ya he ido varias veces pero me extrañe cuando se adentró en un condominio de muy pocas casas pero bastante lujosas. Se detuvo al frente de una casa bonita que se veía grande afuera.
—¿Dónde estamos?—le pregunté y él solo me sonrió mientras me tomaba de la mano.
Nos adentramos en la casa y era preciosa, grande y espaciosa. Mire por los ventanales de la sala que daban la vista hacia el lado derecho donde se veía una piscina, un quincho y un lugar lleno de pasto, así como un parque muy bien podado. Y al frente estaba la playa, con el mar y la arena juntos.
—No tan solo tengo un departamento en Malibu, sino que también tengo una casa para vacacionar con...
—Playa privada.—respondí por el impactada.
—Sí, ese lugar espacioso y grande que ves allá, es mi playa privada.
Me iba a entrar un mosquito en cualquier momento a la boca ya que no la podía cerrar nunca. El lugar era pero...inimaginable y no podía creer que era su casa para vacacionar.
—¿Podemos salir?—pregunté emocionada.
—Claro, pero antes espera.
Fue a lo que supongo que era la cocina porque después cuando volvió me lanzo en el aire una lata de coca cola. Yo sonreí y después lo seguí a la puerta que daba la salida hacia la playa, sin decir nada nos sentamos en la arena cerca del mar y yo abrí mi bebida para darle un sorbo.
—¿Por qué no dejaste que nadie me tocara allá?—él me miro y se humedeció los labios con su lengua, me lo hubiese pedido a mi mejor.
—Porque hay una droga que le dan a las chicas.
—¿Droga?, pero si no iba a beber nada.
—No ese tipo de droga.—lo entendí, la conocía.
—Droga por contacto.—asintió.
—Exacto. Esa es más peligrosa que una droga normal.—asentí lentamente, lo sabía porque mi padre también tenía de esa droga.
—¿Cuántos trabajos tuviste antes de llegar a la empresa?—me extrañó la pregunta.
—¿Por qué?
—Porque alguien allá en las carreras me dijo que te había visto una vez trabajando pero no me quiso decir dónde.
—Tuve muchos trabajos, de verdad muchos.
—Soy todo oídos.—sonreí.
—Trabaje de mesera tanto en restaurantes, cafeterías y hoteles. Trabaje de mucama en un hotel del centro. Trabaje en muchos bares de noche. En la biblioteca. En el supermercado. En una licorería que estaba abierta toda la noche. Fui repartidora de comida por delivery con mi moto, claro. Trabaje limpiando y haciendo aseo en una librería y trabaje como en dos o tres tiendas de ropa no lo recuerdo bien.—conté con orgullo, lo mire y él tenía los ojos abiertísimos de lo sorprendido que estaba.
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La luz que perdimos\\luz-2
RomanceHan pasado cinco años desde la última vez que Mackenzie y Adrik tuvieron contacto. A lo largo de los años los dos lograron crear un fuerte e imponente carácter y personalidad. Mackenzie piensa que está en los mejores años de su vida, se graduó de la...