Pienso positivo.

124 13 8
                                    

Capítulo 3/Mackenzie.

Estaba más que aburrida y más que sola.

Eran las once de la mañana y no había nadie conmigo en el apartamento, Violeta tuvo que salir y Jake... solo es Jake en algún lugar del mundo. Mientras estaba sentada en el sofá y miraba por el balcón tocaron el timbre. No sabía quién podía ser pero aun así me levanté a abrir.

—Adiós.—apenas vi a la persona parada tras la puerta, le cerré esta en la cara.

—Kenz, espera.—puso un pie en la puerta y empujo esta misma mientras yo volvía al sofá—lo siento cariño de verd...

—¡Cállate!—le grité—¿acaso no te das cuenta de la forma en la que me trataste anoche?—se me rompió la voz—¿¡que te costaba ayudarme anoche!?, ¿y si me hubiese pasado algo mientras volvía, que hubieses hecho?

—De verdad, lo siento tanto, había tenido un mal día y eso me hizo explotar.

—Pero no tengo porque andar pagando tus mierdas Félix, no tienes por qué desahogarte conmigo.

—Lo sé, sé que estuve mal.—se acercó a mí—pero amor de verdad perdóname no quería tratarte así.

—¿Qué va a pasar si quedo embarazada y ando vomitando 24/7, ¿me vas a gritar así?

—No, claro que no.—me tomo la cara entre sus manos—te ayudaría con toda la mejor voluntad del mundo y... estarías embarazada de mi hijo.—me abrazo—de verdad, perdóname, déjame compensártelo.

—¿Cómo?

—Salgamos, pedí el día libre para estar contigo, vamos a comer algo, al cine, a la playa, donde tú quieras.—le sonreí.

—¿De verdad?—estaba empezando a ceder.

—Claro, soy tuyo todo el día.—se acercó a besarme y lo acepte encantada.

Si no cortaba luego el beso iba a terminar en algo que si iba a quitar tiempo, así que fui a mi habitación a arreglarme, agarre un vestido y unas zapatillas.

—¿Dónde vamos?—le pregunte mientras íbamos en su auto.

—Primero, vamos a ir a almorzar a tu restaurante favorito, ya después vamos a donde tú quieras.

La tarde fue como una de esas tarde que tenemos con Félix al momento que queremos estar juntos, cine, playa, comida y mucho cariño y amor. Finalmente nuestro panorama final fue ver el atardecer sentados en la arena.

—¿Estas nerviosa?

Al día siguiente tenía que ir a la universidad ya que hace unas semanas atrás me habían llamado diciéndome que tenía que ir tal día y a tal hora, no me quisieron decir por qué ya que creo que mañana lo sabré.

—La verdad es que un poco.—juguete con sus dedos mientras estaba sentada entre sus piernas con mi espalda apoyada en su pecho.

—¿Qué crees que te dirán?—sentí que Félix tomo un mechón de mi cabello.

—No lo sé, igual me da un poco de miedo.

—Tranquila.—me beso la mejilla—estoy seguro que no será nada malo, tuviste uno de los mayores promedios, ¿Qué cosa mala puede pasar?

—¿Qué tal si hablamos de nuestro matrimonio mejor?

—Mejor, quería proponerte algo, pero no sé si te guste.

—¿Qué cosa?—gire mi cabeza para poder mirarlo.

—¿Qué tal si contratamos a alguien para que lo organice?, ya sabes como esas personas que anotan en su agenda los posibles lugares y todas las cosas, nos organizan una hora en un lugar para probar los tipos de pasteles y esas cosas, ¿te gusta la idea?.—se encogió de hombros y una sonrisa se extendió por mi rostro. Me tire a besarlo.

La luz que perdimos\\luz-2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora