Capítulo 43/Mackenzie.
Estaba más que encantada con la alacena llena de dulces y el cachorrito que me trajo Adrik, era un perro de raza chavachon, de pelaje blanco y en su cara y orejas tenía unas manchitas color café claro. Era pequeñísimo y me daba demasiada ternura.
—¡Joder Kenz, ordena esto!—grito Adrik luego que se resbalara con un juguete de sushi. Yo me reí.
Tenía juguetes por todo el departamento y quería poner su camita a mi lado pero Adrik dijo que dormía en el balcón, decía que no quería un perro viera como me follaba.
—¡Corre Sushi, ve a buscarlo!—el cachorro corrió a buscar su juguete. Era una pequeña dosis de relajación jugar con Sushi todas las tardes, además de que todos los días le cambiaba ropa.
En la empresa no sabía cómo cojones Miranda supo que estaba embarazada, o quien empezó con el rumor, pero lo iba a descubrir. Meg estos días ha estado algo alejada y de repente extrañaba hablar con alguien mientras trabajaba, aun no me acostumbraba a tener una oficina para mi sola.
Adela me había invitado a un helado y yo encantada acepte, además de que me regalo un pie de limón con mucha crema encima, simplemente delicioso. Apenas llegue al departamento me senté frente a la encimera y con un tenedor en mano, empecé a comer, maldición iba a terminar como una puta morsa pero era algo inevitable.
—Joder Kenz, ya estas comiendo.—levante mi vista y vi a Adrik acercándose, recién había llegado—Sushi, córrete—el animalito saltaba animado alrededor de él.
—La culpa es de Adela por regalarme el pie, no mía.—me metí otra cucharada a la boca.
Él me quedo mirando un momento, vi que meneó su cabeza hasta que fue a buscar no sé qué cosa, yo estaba más preocupada del dulce que me estaba comiendo. De repente llego a mi lado y delicadamente hizo que echara toda mi cabeza hacia atrás, yo lo mire extraño. Pasó una toalla de papel por todo el contorno de mi boca y mentón y ya ahí entendí que me estaba limpiando la boca.
—Aprende a comer.—yo le saque la lengua en un acto infantil y puse mi cabeza en posición normal.
Al día siguiente no sé qué me pasaba pero tenía muchísimo sueño, me senté frente a la encimera a desayunar y me estaba quedando dormida con mi cabeza apoyada mi mano.
—Kenz.—llegue a saltar del susto—tú te quedas acá hoy.—demando.
—¿Qué?, no
—Si.
—No.
—Si.
—No y punto.—me levante y fui al ascensor. Al hacer eso bruscamente, mi visión se puso borrosa y vi puntitos negros por todas partes pero traté de disimularlo como pude.
Al final no le hice caso pero durante el día me pegaba siestas de cinco minutos en mi oficina, ni siquiera podía tomar café para despertarme. Me metí un pedazo de chocolate a la boca y vi la hora. Mierda, tenía una reunión.
Me levante rápidamente y agarre todo lo que necesitaba para esa reunión, no me acordaba ni de que era. Cuando entre a la sala, al ver a las personas presentes supe que era de todos los jefes de los departamentos, fui a mi puesto y me tape mi boca mientras soltaba un bostezo. Adrik a mi lado me miro con desaprobación y algo de preocupación.
—Cállate.—le dije sin mirarlo sabiendo que iba a decir algo.
De repente al frente mío se sentó en su puesto un Connor sonriente con una taza blanca en su mano.
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La luz que perdimos\\luz-2
RomanceHan pasado cinco años desde la última vez que Mackenzie y Adrik tuvieron contacto. A lo largo de los años los dos lograron crear un fuerte e imponente carácter y personalidad. Mackenzie piensa que está en los mejores años de su vida, se graduó de la...