Capítulo 3

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Matías.

Cuando abrí la puerta ví a Ingrid subiendo las escaleras, quise hablarle y saludarla, hace años que no la veo. Preferí salirme y hablarle otro día.
Me enojé conmigo mismo, no debí tocar de esa manera a Natalia, ella no estaba segura, sentí cómo su cuerpo temblaba bajo el mío y aunque después empezó a tocarme, yo sé bien que no estaba lista.
También me dolió cuando dijo que ya no me amaba.

-¿Qué esperabas, Matías? -me pregunté-. Era obvio que se olvidaría de tí. Te largaste cuatro años, ¿quién va a esperarte tanto tiempo?

Seguí caminando hasta que llegué a mi casa. Tenía la mirada abajo y sentí que choqué con alguien.

-Fíjate idiota -me dijo la persona.

Levanté la mirada y ví a Valeria, tenía unos audífonos y al parecer tampoco me vió por andar escribiendo en el celular.

-Lo siento -me disculpé.

-No, tú no te preocupes. La tonta fuí yo por no fijarme -sonrió.

-Me dijiste idiota.

-Pensé que era otra persona, a tí no te diría así.

-Bueno -sonreí.

-No me llamaste -enarcó las cejas-. ¿No te interesé?

¿Cómo va a interesarme? Sólo tengo ojos para una chica. Natalia.

-Es que lavé mi ropa y no revisé las bolsas del pantalón -respondí-. Cuando la tendí, me dí cuenta de que tu papel se había mojado y no pude recuperarlo.

Mentí. Se me hizo la mentira más estúpida pero esperaba a que me creyera.

-Qué lástima -miró hacia abajo-. No traigo papel ni lapicero, pero puedes darme tu número -movió su celular.

-¿Por qué no anotaste tu número en mi celular? -pregunté.

Traté de safarme de la mentira que le había dicho. Era como si le hechara la culpa a ella.

-¡Cierto! -se rió-. Era más sencillo. Así no hubieras perdido mi número.

Saqué mi celular y se lo dí para que anotara su número. Cuando me lo regresó ví que se registró como "la chica que me gusta".

-¿La chica que me gusta? -fruncí el ceño.

-Es un sobrenombre, regístrame cuando llegues a tu casa.

Sonreí y luego abrí la reja.

-¿Vives aquí? -preguntó.

-Sí, Valeria -respondí.

-Está hermosa tu casa.

Me dió un beso en la mejilla y se fué muy feliz.
Estaba acostumbrado a que las chicas me coquetearan y pidieran mi número. Siempre les decía que mejor ellas me dieran el suyo, así les llamaría más tarde. Eso nunca pasaba, borraba los números y continuaba haciendo mis cosas. O algunas veces le daba los números a mi hermano Mauro, él sí era de meterse con chicas altas y guapas.
Entré a mi casa y ví a Jimena aún hablando con mi abuela.

-Qué bueno que llegas -me dijo mi abuela.

Querían que me quedara en su plática pero qué aburrido. Subí a mi habitación para dormir. Éste día no había sido tan bueno.

Natalia.

-Un buen baño me relajaría un poco -me dije a mí misma.

Salí de mi habitación y entré al baño a ducharme. Terminé, me puse una bata y salí. Aún se escuchaba el ruido de abajo. Entré a mi habitación, me acosté en la cama, me puse los audífonos y escuché unas cuántas canciones. En cuanto me dió sueño puse el celular en el mueble pequeño que está al lado de mi cama y me quedé dormida.

Tu Recuerdo (Completa✔) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora