Capítulo 20

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Natalia.

Han pasado dos días y no he sabido nada de Matías ni de los demás. Su abuela me evitaba, no quería ni verme. Lo único que nos dijo a Celeste y a mí fué que no nos quería ver cerca de sus nietos ni de Diego.
Esta noche teníamos otro evento, ya me estaba cansando, los pies me dolían y en las clases me quedaba dormida.

-Vámonos -dijo mi mamá.

Salimos las cuatro detrás de ella. De nuevo, dos limusinas nos esperaban. Me subí a una junto con Alonso.

-Estás hermosa -me dijo sonriendo.

-Gracias -respondí.

-¿Qué te pasa? Últimamente te veo a tí y a Celeste con la cara triste y sin ganas de nada.

-¿Has hablado con ella?

-No he tenido mucho tiempo, dicen que debo pasar más tiempo contigo.

-¿Le temes a tu tío?

-¿Por qué? -frunció el ceño

-Haces todo lo que él te pida.

-Ah -se rió-, no, no le temo.

-¿Entonces?

-Le tengo respeto. Cuando mataron a mi padre, él se hizo responsable de mí, me cuidó y protegió como si fuera su hijo. A quien le temo es a mi mamá, no querrás conocerla enojada.

No sé como pero sonreí, su tono de voz me causó gracia.

-Deberías hablar con Celeste, te necesita -le dije aún sonriendo.

-Lo haré, te lo prometo -agarró mi mano.

No le dije nada, sólo sentí nervios.

-¿Tus pestañas son postizas? -me preguntó.

-No -sonreí-. Son naturales.

-Pues son hermosas.

-¿Sólo mis pestañas? -lo miré.

-Toda tú eres hermosa.

Se acercó más a mí, rosó sus labios con los mios.

-Me gustas mucho -susurró.

Me quedé callada pero porque él me besó, no quise separar los labios. Me hizo hacia atrás para acostarme, se acomodó entre mis piernas y comenzó a acariciarlas.

-Alonso... -le dije nerviosa.

-Lo siento -se alejó de mí.

En todo el camino me pidió disculpas. Después actuamos como si no hubiera pasado nada.

Matías.

Aún me dolía el cuerpo, no podía levantarme sin la ayuda de Diego. Habían pasado dos días desde que me golpearon y mi padre no tardaba en llegar.

-¿Cómo te sientes? -me preguntó mi hermana.

-Aún con dolor -le sonreí-. Perdón por invadir tu habitación.

-No te preocupes, lo importante es que estés bien.

-¿Y Mauro?

-Cenando, dijo que en un rato venía a verte.

-No puedo creer que él ya pueda levantarse y yo no.

-A tí te pegaron más, amor.

-Ven -sonreí.

Se acostó conmigo abrazándome.

-Te amo, mi niña -le dije.

-Yo también te amo -me dió un beso en la mejilla.

Tu Recuerdo (Completa✔) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora